Pedro Vera Castillo
Delegado Junta Nacional PDC
Estamos viviendo días muy complejos, con una alta polarización en la vida cívica y un circo pobre instalado en el Congreso Nacional.
Mientras, el caso de la dictadura de Maduro en Venezuela y su desvergonzado fraude en las recientes elecciones presidenciales se ha tomado, como cortina de humo, la agenda nacional. Para quienes entendemos que la primacía de los derechos humanos tiene un valor universal y que toda dictadura, cualquiera sea su signo político, debe ser condenada, lo ocurrido en Venezuela merece el repudio de la comunidad internacional y forma parte, legítimamente, de la política internacional de Chile que el presidente Boric ha representado tan clara y tan decididamente.
Puede tomar tiempo, pero como lo experimentamos en Chile, sólo un pueblo movilizado con el concurso activo de la comunidad internacional pondrá término a la dictadura venezolana.
Adicionalmente, el caso audios centrado en el abogado Hermosilla y en importantes personeros del gobierno de Piñera amenaza con abrir otro flanco que resultará inmanejable para los supuestos defensores de la probidad y la decencia. Surge entonces otra cortina de humo: utilizar el instrumento acusación constitucional a la bandada. Responsabilizar a la ministra Tohá por un supuesto mal manejo en los temas de seguridad por parte de los que prometieron terminar con la puerta giratoria y que abrieron las puertas e invitaron a una inmigración descontrolada resulta, a lo menos grotesco. Parece un falso debate creado justamente para favorecer al crimen organizado. Y el intento de acusar constitucionalmente al presidente de la República por notable abandono de funciones, sin el menor fundamento, representa un intento de debilitar la democracia y generar un verdadero golpe de estado que, la derecha cada vez más sediciosa, ha venido buscando desde el comienzo de este gobierno.
¡El país debe reaccionar! Más allá de estas cortinas de humo levantadas por la derecha, debemos retomar la lucha por resolver los problemas urgentes y prioritarios para el pueblo de Chile y sacarla al pizarrón para que explique porque se sigue oponiendo: a una verdadera reforma que permita pensiones dignas; al despacho de proyectos claves en el congreso para combatir el crimen organizado y fortalecer la institucionalidad del estado; a una reforma de la salud que permita un conjunto de prestaciones universales para todas y todos; a un apoyo decidido a la educación pública que permita la formación de calidad para que nuestros jóvenes, futuros técnicos y profesionales, se desarrollen en el contexto de la 4ª. Revolución industrial; a un nuevo modelo de desarrollo que permita un desarrollo humano que ponga fin a las inequidades y desigualdades del neoliberalismo; y a un desarrollo territorial en que el rol de los gobiernos regionales y de las municipalidades sea el de liderar y concretar verdaderos gobiernos locales.
El Chile real no puede seguir esperando, recuperemos el verdadero debate para una sociedad más inclusiva y justa. Aún es tiempo.