Finalmente fue la corrupción, una de las principales causas del fin de Roma frente a los germanos.
Sergio Sepúlveda
Magíster en Hitoria-Colaborador CEE UdeC
En el colegio se ha conversado sobre la decadencia de los valores de occidente y de la herencia clásica y como también, los conceptos de ética, bien común y gobierno se han estado debilitando frente a la postmodernidad y al relativismo. También ha sido llamativo para mis estudiantes que algunos aspectos positivos y negativos que señalan tanto Platón como Aristóteles en sus obras, respecto a los gobernantes, siguen vigentes al día de hoy.
También se comentó sobre la virtud que representaban tanto Cicerón como Séneca quien dijo que “el sabio contempla la riqueza como un esclavo, el tonto como un amo”, lecturas que en la clase política no se deben desconocer como aspecto de cultura general; pero en el actuar vemos los casos de corrupción como algo cotidiano, incluyendo a aquellos que hablaban desde una superioridad moral.
La historia indica que, en la antigua Atenas, al paralelo de la democracia, se desarrolló la corrupción; por ejemplo, se dice que cuando Solón decidido abolir las deudas, ya se sabía ello permitiendo un pingüe negocio con las tierras. También se acusó a Pericles de desfalco cuando se construyó la Acrópolis con el tesoro de la liga de Delos y al final, Alcibíades, quien la termino arruinando en la guerra contra los Espartanos y terminar posteriormente conquistada por Roma.
El mundo romano no estuvo ajeno a los hechos de corrupción, por ejemplo, frente a Catón “el censor” quien personificó las tradiciones republicanas como la austeridad y honestidad, tenemos la inmoralidad de un Nerón y cuyas malas practicas abarcaron desde el soborno, la extorsión y el tráfico de influencias. Finalmente fue la corrupción, una de las principales causas del fin de Roma frente a los germanos.
En nuestro país, ha sido llamativo como el despojo al erario como también el mal uso de los dineros privados sea hecho por personas que en algunos casos hacen gárgaras de su superioridad intelectual y en otros casos, moral. Esto muestra que la virtud no va unida a una formación académica, sino que sea una cuestión de conducta, pero la elite que habla G. Mosca y que la reniegan los que gobiernan, no sean los indicados de realizarla, esto porque no es pregonar, sino practicar. La virtud no es una cuestión de capricho, sino un deber, tal como lo hizo Catón cuando combatió en Roma la ostentación, el lujo y el derroche.