César Astete
Director Campañas de Pesca-Oceana
La actividad pesquera de la merluza arrastra una situación compleja. La especie lleva cerca de 12 años sobreexplotada, y si bien quienes evalúan año a año su estatus indican que “muestra algunas señales relativas de recuperación”, la verdad es que sus problemas se repiten desde hace décadas: la pesca de arrastre de fondo y, en los últimos años, la pesca ilegal.
En 2004 y 2005, los desembarques bajaron más de un 50%, impactando al sector artesanal e industrial. En ese entonces se decía que faltaba investigación para determinar las razones de esta primera gran crisis de la merluza. Desde entonces, la especie ha transitado entre el agotamiento y la sobreexplotación.
Ante la amenaza de la pesca de arrastre de fondo, aún existe espacio para avanzar en regulaciones modernas para este tipo de captura. Sus impactos se han estudiado en el mundo, y su afectación no solo es en las poblaciones de peces y comunidades bentónicas de las zonas donde se utiliza, sino también daña el fondo marino y puede tener efectos a largo plazo en el ecosistema.
Han sido varias las propuestas para disminuir el impacto del arrastre de fondo. Una de ellas fue el congelamiento de la huella, la cual establecía que la flota siguiera pescando merluza común y crustáceos, pero solamente en las áreas donde históricamente lo ha hecho, evitando así su expansión. Esta medida estuvo en manos de los gobiernos de Bachelet y Piñera, pero pese al acuerdo transversal para llevarla adelante, nunca se concretó. De hecho, en aquellas oportunidades se reconoció que la medida no significaba pérdida de empleos.
Hace unas semanas, en el marco de la nueva ley de pesca que se discute en el Congreso, el Subsecretario de Pesca señaló la necesidad de regular el arrastre de fondo para dotar a la Subsecretaría de más y mejores herramientas de manejo espacial aplicadas a la pesca industrial. La autoridad, además, indicó que esto solo era posible reformando la ley, lo cual no compartimos, considerando que los artes y zonas de pesca pueden hoy regularse administrativamente.
Existen ejemplos de estas medidas de administración a nivel de experiencia comparada. Así lo explicó la Jefa de Administración Pesquera de Subpesca, indicando que esta acción de manejo se ha utilizado en Nueva Zelanda para priorizar sitios de pesca o para la recuperación de otros a través de mecanismos como el movimiento de flota usando monitoreo satelital.
Existen otras medidas, como la protección de caladeros de pesca artesanal o programas de recuperación, que contribuirían a recuperar la merluza, pesquería de extrema importancia para las comunidades de pescadores, muchas de las cuales son de la región de Biobío.