Alyson Sofía Acuña Espejo
Estudiante de Periodismo y Ayudante del CEE UdeC
Luego de las tensas elecciones presidenciales de Venezuela del pasado 28 de julio, el Presidente de Chile, Gabriel Boric ha tomado una dura postura de oposición frente al gobierno de Nicolás Maduro, e incluso no lo ha reconocido como presidente electo.
Al ser un tema de interés en todo el mundo, importantes políticos sugieren romper relaciones con Venezuela, sin tener en cuenta el daño que esto implicaría para las personas venezolanas que se encuentran en nuestro país.
Claramente con el gobierno autoritario de maduro, no tenemos oportunidad de cooperación, ya que él es el que tiene el poder ejecutivo; pero a veces se nos olvida que el presidente no es presidente sin las personas.
Las personas son parte fundamental de los estados y son el foco del cual nos tendríamos que preocupar, si no queremos causar más fracturas en la sociedad latinoamericana actual.
Romper relaciones con Venezuela no solucionará nada y, en facto, hará mucho más difícil que las personas que vivan en Chile puedan reunirse algún día con sus familias, o traerlos vivir con ellos, tal como muchos sueñan. Tenemos que tener en cuenta igualmente que la xenofobia en nuestro país ha ido en claro aumento y romper relaciones con los venezolanos puede generar reacciones realmente adversas en la población. Irán en alza los discursos de odio y el rechazo cultural, lo que dificultará aún más las vidas de los migrantes.
Romper relaciones con un país corresponde a una medida drástica con consecuencias negativas de largo alcance, y no creo que como sociedad chilena, estemos preparados para enfrentarlas.
Los esfuerzos reales deben ponerse en mejorar la calidad de vida de las personas que están sufriendo enormemente con todo lo que ocurre, intentar solucionar sus problemáticas y no alimentar aún más la hostilidad con los inmigrantes.
El gobierno de Gabriel Boric ha hecho que las personas nos enfoquemos en un punto muy dejado de lado, la salud mental. Me parece correcto que si nuestro presidente quiere colaborar y empatizar con los venezolanos, no rompa relaciones con su país.
Si quebramos esta unión, el pueblo venezolano será el único gran perjudicado, y quienes sugieren esta medida no tienen la empatía suficiente para ver todo el dolor y miedo por el que están pasando a diario.
Si Chile es un país de diálogo, habrá que buscar otra forma de proceder con la problemática venezolana, de la mano de la diplomacia, el pensamiento crítico y sobre todo, la empatía con las demás naciones.