El sistema frontal que azotó Chile hace unos días, es el segundo de categoría 5 que llega a la Provincia de Arauco en menos de 2 meses, y ha revelado una nueva situación indignante: Más de una semana sin electricidad en diversos sectores rurales. Por eso resulta, a lo menos curioso, que se cuestione la denominación de zona de sacrificio, cuando no sólo estamos sometidos al poder de los grandes conglomerados económicos, sino que, cómo ya lo advirtieron los expertos, seremos los que mayormente deberemos sufrir los efectos del cambio climático.
El fenómeno muchas veces abstracto que denominamos cambio climático, ha mostrado su peor rostro a los pueblos a los que más nos cuesta sobreponernos a las adversidades. No es azar, es que mientras el país avanzaba, aquí el desempleo, la inseguridad y el abandono del estado, socavó cualquier capacidad para salir adelante por nuestra cuenta. Aquí estamos, para comprobar que los efectos del cambio climático si distinguen entre pobres y ricos. ¿Cómo le pedimos resiliencia a quienes deben enfrentar, en cada temporada, un riesgo diferente? En el verano, son los incendios forestales que matan a nuestros campesinos, a nuestros animales, a nuestros ecosistemas; en invierno, son los intensos temporales, ahora de categoría 5, que traen ríos de lluvia, vientos y nevazones. Eso sí, en ambas temporadas, hay un factor común, controlable por el ser humano: la sobreexplotación de nuestra tierra con plantaciones de pino y eucalipto.
Los árboles no solo se queman, también se caen sobre los tendidos eléctricos, y, en temporadas de cosechas, la tala rasa y masiva deja los suelos descubiertos, sin una capa vegetal que sujete la humedad, permitiendo que la magnitud del río atmosférico llegue directamente a los cauces, arrastrando todo a su paso. Nos inundamos, nos quemamos, nos aislamos gracias a una industria que emplea a menos del 10% de la fuerza laboral disponible en nuestras comunas, pero que se lleva todas las ganancias fuera del territorio, para luego indicar que no tienen las mínimas condiciones para trabajar en la zona, profundizando aún más la crisis del empleo.
Por otro lado, ¿Por qué se corta tan masivamente la electricidad? No es por temporales o vientos, es porque hay árboles donde no deberían estar. El tendido eléctrico pertenece a FRONTEL y los árboles, en su mayoría, a Bosques Arauco. Son empresas privadas, cuyos intereses confluyen en COPEC (Dueña de SAESA y por ende de FRONTEL) y ARAUCO, ambas controladas por el Grupo Angelini.
¡Basta ya! Es un abuso. Estamos siendo rodeados, ahogados, aplastados y vulnerados, con un estado que no nos protege y que nos obliga a acostumbrarnos y normalizar los cortes de electricidad, los incendios, las inundaciones, la incomunicación, las perdidas agrícolas, una situación que se repite día tras día, y nos deja clamando por justicia.