Sindy Salazar Pincheira
Abogada Colectiva Justicia en Derechos Humanos.
“Justicia que calla, apoya a Macaya” se escuchaba en las calles de Concepción, refiriéndose al caso de Eduardo Macaya, condenado por abuso sexual de menores. El caso ha generado controversia no solo por la naturaleza de los delitos, sino también por lo inusual del proceso, que derivó en un sumario en Gendarmería y manifestaciones públicas tras la revocación de su prisión preventiva para cumplir arresto domiciliario.
En medio de la polémica el senador y expresidente de la UDI Javier Macaya cuestionaba las pruebas que determinaron la condena de su padre por televisión abierta, comentando pormenores sin considerar la revictimización de las niñas. El hecho se agrava al considerar que estos comentarios en boca de un senador de la República tienen graves implicancias, en tanto no solo define las leyes que castigan estas conductas, sino incluso la designación de los Ministros de Corte. Podemos examinar cómo diferentes situaciones reflejan la desigualdad en los procesos judiciales, como la controvertida posibilidad de una fianza por 150 millones de pesos ofrecida en la formalización de su padre, una situación altamente inusual en este tipo de delitos.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos garantiza el derecho a la igualdad ante la ley, y nuestra Constitución señala en su artículo 19 nr 2 que en Chile no hay personas ni grupos privilegiados. Este principio se ve comprometido cuando existe un tratamiento diferente a ciertas personas y grupos de poder a vista y paciencia de la ciudadanía, dejando entrever que existe una especie de ciudadanía privilegiada, mientras la gran mayoría observa impotente.
Es imprescindible fortalecer la justicia y garantizar los derechos fundamentales de las personas. Debemos replantearnos una estructura que ha impedido históricamente el cuestionamiento, pero que evidencia por estos días una crisis que amerita una reflexión profunda. En el Sistema de Justicia debiésemos encontrarnos con principios de equidad e igualdad no solo desde la teoría y que respondan al sentir de una sociedad que no puede construirse ni funcionar desde la desigualdad y en una constante sensación de injusticia.
Esperemos no volver a sentir tan reales las palabras de Eduardo Galeano, cuando señala que la justicia es como las serpientes: solo muerde a los descalzos.