Pablo Gaete Villegas
Director de Balmaceda Arte Joven Biobío
En su última cuenta pública, el Presidente de la República volvió a reafirmar el compromiso del gobierno de alcanzar el 1% del presupuesto nacional para el sector cultura. Como se sabe, este es un anhelado sueño del mundo artístico, de los gestores y espacios culturales. Junto a ello, se ha reactivado a través de los medios y en algunos círculos académicos el debate de fondo: en que invertir esos recursos, pues dado el escuálido 0,37 % actual el desafío es casi triplicar esa cifra para llegar a la meta. Al respecto, hay cierto consenso en que es urgente fortalecer la capacidad administrativa y de gestión del propio Ministerio, lo que implica contratar profesionales que refuercen las distintas unidades y programas, especialmente de regiones, donde aún se observa una institucionalidad débil para responder a las necesidades diversas y complejas de cada territorio.
La Unión Nacional de Artistas, organización que agrupa asociaciones de artistas de diversas disciplinas, ha propuesto recientemente, varios ejes donde poner el acento a la inversión de estos futuros recursos. Señalan entre otras medidas, el apoyo financiero para la sostenibilidad de los espacios culturales, la ampliación del actual Programa de Apoyo a las Organizaciones Culturales (PAOCC). Y agregan la necesidad de implementar “un programa conjunto con el Ministerio de Educación que democratice la educación artística no disciplinaria desde la primera infancia en todo el sistema público, como componente esencial del proceso educativo”.
Por el lado del patrimonio es evidente que los museos públicos y las bibliotecas requieren un apoyo financiero más contundente. En algunos casos existen inversiones en reparación y mejoramiento de infraestructura de museos nacionales postergadas desde el terremoto del 2010. También se requiere aumentar la cobertura de la red de museos públicos en regiones. Para ello, se sostiene, habría que incrementar significativamente el Fondo del Patrimonio Cultural. En este punto, desde Biobío esperamos que el proyecto de Museo, Biblioteca y Archivo Regional pueda avanzar a su concreción con estos nuevos recursos. Y en el ámbito de los programas educativos, y dadas las malas cifras que tenemos como sociedad, se requiere fortalecer y ampliar el Plan Nacional de Fomento del Libro y la Lectura. Y en lo posible en estrecha coordinación con el Ministerio de Educación en su implementación.
A su vez el Observatorio de Políticas Culturales OPC, en la voz autorizada de su directora Bárbara Negrón, indica que se debería aumentar el monto de las transferencias vía Ley de Presupuesto a instituciones no gubernamentales que colaboran con las políticas públicas en cultura “y que llevan décadas trabajando, como el Museo Precolombino (en el ámbito del patrimonio) y Balmaceda Arte Joven (en la formación y apoyo a la creación juvenil) para que extiendan el alcance de su trabajo”. Y agrega con un criterio de descentralización, sumar a otras instituciones y proyectos regionales como Artistas del Acero en Biobío o el Festival de Cine de Valdivia para asegurar su continuidad. Creemos que Estado debiera ocupar parte de estos recursos para que la cultura se desarrolle en las escuelas, especialmente en territorios alejados de los centros urbanos. Con mayor presencia del arte en los espacios educativos, se promueve la creación y la innovación; y al mismo tiempo se recuperan los valores democráticos y se avanza al verdadero desarrollo humano de los niños, niñas y jóvenes de nuestro país.