Estudios a largo plazo: contra la desertificación y sequía

Paula Gatica
Coordinadora Programa Integrativo Red de Investigación Socioecológica de Largo Plazo LTSER Chile

Comprender las dinámicas de los ecosistemas a través del tiempo, está cobrando en la actualidad una mayor relevancia, debido a los efectos del cambio climático que cada día impactan con mayor intensidad los ecosistemas naturales y sociales. Los estudios socio-ecológicos de largo plazo son investigaciones que nos entregan evidencia científica sobre los cambios temporales de los ecosistemas, los cuales nos permiten tomar decisiones en momentos oportunos y modelar hacia el futuro para prepararnos frente a escenarios no favorables.

En nuestro país, la degradación de los ecosistemas naturales es cada vez mayor, lo que ha conllevado a una menor disponibilidad de servicios ecosistémicos para las personas, entre ellos una disminución de los recursos hídricos. El déficit de lluvias en Chile se extiende aproximadamente desde el 2010 y algunas regiones del país se han visto más impactadas atravesando por largos periodos de sequías, específicamente la zona norte y otras regiones del sur (Los Lagos, Chiloé), donde la crisis hídrica se ve acentuada durante los periodos estivales. Esta escasez de agua afecta principalmente a zonas rurales y de bajos ingresos.

Las mediciones de variables ecológicas y ambientales que se llevan a cabo en los sitios de la Red LTSER Chile (https://ltser-chile.cl/red/), son un aporte para recuperar la integridad de los ecosistemas y revertir problemas socio ecológicos como la sequía y escasez de agua. A partir de análisis de base de datos de series temporales, es posible identificar y llevar a cabo acciones como, por ejemplo, la conservación de la biodiversidad y la restauración ecológica, que permitan mejorar la integridad y resiliencia de los ecosistemas frente a las actividades antrópicas y desastres naturales.

Por este motivo, científicos y tomadores de decisiones tenemos un gran desafío, dar a conocer y enseñar los resultados que se obtienen de las investigaciones y cómo éstas pueden ser utilizadas en políticas públicas. Además, la colaboración entre los distintos actores sociales es clave para potenciar y mejorar los esfuerzos en temas de conservación de la biodiversidad.