Leidy Peña Contreras
Magíster en Astronomía UdeC
Divulgadora CATA

En la actualidad, lo que llamamos ‘carrera espacial’ no sólo está dominada por los intereses de dos países como en el pasado, sino que hemos visto los esfuerzos de varios países. Y es que estamos en un momento en que la exploración espacial se está empezando a considerar tarea de todos. La Administración Espacial Nacional China (CNSA) ha logrado ser pionera en diversos logros en esta materia, entre ellos, llevando misiones a la cara oculta de la Luna con el fin de traer muestras lunares y de intentar la agricultura lunar.

El interés por nuestro satélite nunca acaba. Es el lugar más próximo que tenemos para entender el universo que nos rodea y podría ser el primer escalón hacia la futura exploración humana del Sistema Solar, así como también, cubrir los intereses económicos del turismo espacial.

El Proyecto Chino de Exploración Lunar o Proyecto Chang’e, ha proporcionado una serie de misiones robóticas a la Luna con orbitadores, aterrizadores y rovers. En 2007 llegó la primera sonda con la intención de describir la geología lunar con objetivos como la explotación de reservas de metales y el Helio-3, que puede servir de combustible.

Uno de los propósitos más interesantes fue cuando enviaron a Chang’4 en 2018 con el experimento “minibiósfera lunar”, un contenedor de semillas y huevos de insectos para observar su evolución. En 2019 la noticia mundial fue que China había conseguido el brote de una semilla de algodón en la cara oculta de la Luna, informando su desarrollo a pesar de la intensa radiación y la baja gravedad.

Ahora se espera que Chang’e 6, que fue lanzada el 3 de mayo, llegue el 25 de junio con 2 Kg de muestras de la superficie de hasta 2 metros de profundidad de la cara oculta de la Luna que fueron recogidas en los últimos días, y así nos pueda enseñar de qué está formada, ya que su composición es aún un misterio. China es el tercer país en traer material lunar, ya lo hizo en 2020 con Chang’e 5. Las próximas misiones Chang’e pretenden buscar agua cerca del Polo Sur y construir una base lunar para enviar a los primeros taikonautas en la próxima década.