Opinión

Aprendizaje y juego como elementos vitales

Por: Diario Concepción 08 de Junio 2024
Fotografía: Cedida

Antonia Anastassiou
Directora de comunicaciones y RRPP de Fundación Mustakis

Todas los seres humanos tenemos el potencial y una capacidad increíble de aprender. La ciencia asegura que incorporar el aprendizaje como una práctica de vida no solo limitada a la educación formal, sino también a experiencias informales y autodirigidas, entrega numerosos beneficios para nuestras funciones cognitivas, el bienestar emocional y el desarrollo de distintas habilidades. Por eso, es fundamental adquirir desde niños una cultura de aprendizaje que nos ayude a incorporar conocimientos de manera continua como herramienta esencial para el progreso individual y colectivo.

Ser aprendices de nuestra propia existencia implica adoptar una postura de curiosidad y apertura hacia los cambios, y en paralelo dedicar tiempo a reflexionar sobre lo que vivimos para consolidar el entendimiento sobre nosotros mismos y comprender mejor nuestras reacciones y decisiones.

Ningún ser humano es una isla; aprendemos mejor a través de nuestras interacciones con los demás. Esta acción colaborativa amplía nuestra perspectiva y construye redes de apoyo que fortalecen a las comunidades. Si partimos de la base de que cada persona tiene una visión única basada en sus vivencias y conocimientos, aprender del otro significa escuchar, entender el contexto, el sentir y las intenciones detrás de sus palabras, lo que a su vez nos enseña a funcionar mejor en entornos multiculturales o diversos.

Pero existe además un elemento crucial para el aprendizaje: Es gracias al juego donde exploramos el mundo desde la infancia, experimentamos de manera segura con roles, ideas y estrategias, lo que facilita un aprendizaje práctico, nos permite simular escenarios y resolver problemas de manera creativa e innovadora. El juego fomenta el desarrollo integral, estimula la mente, potencia destrezas y promueve la interacción.

Jugando, tanto niños como adultos estamos abiertos a explorar conceptos y aceptar los errores como parte del proceso de aprendizaje, fortaleciendo así la comunicación, la negociación y la empatía, habilidades que vamos a necesitar emplear muy seguido en la adultez. Pero además, el juego favorece nuestro bienestar mental, porque nos facilita expresar las emociones, además de aliviar el estrés y la ansiedad de una manera controlada y segura. No exagero al decir que es una herramienta de aprendizaje esencial que abarca y enriquece múltiples aspectos del desarrollo humano.

La vida, en su dinamismo constante, nos presenta retos y oportunidades que demandan una adaptación continua. El cambio es inevitable, por lo que debiésemos intentar adaptarnos a él. Ver el cambio como una oportunidad para aprender y crecer puede transformar nuestra perspectiva y mejorar la capacidad de manejar situaciones inciertas o desconocidas. Ojalá que en momentos desafiantes podamos imitar a los niños, darnos tiempo para jugar más e incorporar sus numerosos beneficios en el día a día.

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