Dado nuestro uso cotidiano de internet, el desafío de la infraestructura digital merece mayor atención.
Camila Bañales Seguel
Ing. Agrónoma. Dra. Ciencias Ambientales
Colaboradora de Colectiva Justicia en DD.HH.
El año 2021, Google transparentó que su consumo de agua alcanza 16.3 billones de litros al año. El funcionamiento de sus servicios requiere “centros de datos” que administren el volumen de información en internet. Los centro de datos ocupan una enorme cantidad de agua para el enfriamiento de equipos y sistemas de humificación de aire.
Un centro de datos de Google consume a diario 1.7 millones de litros (Data Center Dynamics). En Chile el consumo de una persona promedio es cerca de 170 litros/día. Esto significa que un centro de datos de Google consume la misma cantidad de agua al día que 10,000 chilenos/as.
El internet permea prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas. Cada vez que enviamos un correo o guardamos una foto en “la nube” estamos generando un gasto de agua. Almacenar 1 GB de datos en Google puede consumir entre 200 y 1000 litros/año (IEEE Spectrum).
La ubicación geográfica de los centros de datos es relevante. En Latinoamérica, Brasil, Chile y México emergen como importantes centros de infraestructura digital, elevando la huella hídrica de la región.
Un ejemplo emblemático en Chile es el “Cerrillos Data Center” de Google. En contexto de la mega sequía que afecta al país, el proyecto ha enfrentado fuertes críticas. Fue aprobado el 2020 por el Servicio de Evaluación Ambiental, luego se presentaron reclamaciones al 2do Tribunal Ambiental. A pesar de que se modificó el proyecto con tecnologías de enfriamiento más eficientes, el tribunal sentenció que los efectos sobre el Acuífero Santiago Centro no fueron evaluados a la luz de las proyecciones de cambio climático. En febrero 2024, la Resolución de Calificación Ambiental fue anulada, lo que impide la ejecución del proyecto hasta que el titular aborde los aspectos deficientes.
Dado nuestro uso cotidiano de internet, el desafío de la infraestructura digital merece mayor atención. Es imperativo adoptar soluciones tecnológicas y normativas que no comprometan la seguridad hídrica de Chile.