Pedro Vera Castillo
Delegado Junta Nacional PDC
En Madrid se ha efectuado recientemente la conferencia denominada Europa Viva 24, organizada por Vox, que reunió a una representación de dirigentes de ultraderecha de Europa y América Latina. Entre los personeros latinoamericanos, participaron el presidente de Argentina, Milei, y el líder del partido Republicanos en Chile, José Antonio Kast.
En ese marco eufórico, Kast no pudo resistir su permanente línea de acción política: demonizar al actual gobierno y caricaturizarlo “como uno de los peores de la historia”, y denostar y ofender al actual presidente de la República, Gabriel Boric, actitud en la que toda la derecha ha coincidido desde que éste asumió el gobierno, descalificando la institucionalidad de la presidencia y oponiéndose a sus proyectos de reforma aún antes de conocerlos. Ha roto una tradición republicana de expresar en el exterior respeto a quien, por lo demás, dirige nuestra política exterior.
Así, mientras muchos valoramos la capacidad de aprendizaje del presidente Boric, en el ejercicio de su alto cargo, que le ha permitido asumir con realismo la difícil y adversa situación política que enfrenta en el Congreso Nacional, Kast señaló que estábamos gobernados por un “travesti político”.
Habría a este respecto que mirar también la paja en el ojo propio antes que en el ojo ajeno.
Recordemos el reciente programa presidencial del propio Kast que entre las muchas provocaciones que planteaba, destacan: retirar a Chile del Consejo de Derechos Humanos de la ONU (¿?); eliminar el Ministerio de la Mujer; cerrar el Instituto Nacional de los Derechos Humanos (INDH); embarcar al país en una coordinación internacional anti radicales de izquierda; construir un foso de 3 metros de profundidad a lo largo de nuestra frontera para impedir el ingreso de inmigrantes ilegales (se acuerdan del muro de Trump); prohibir el aborto e intentar una reforma constitucional que permitiría abolir la legislación que autoriza el aborto en tres causales; y, respecto de las pensiones, tan presentes en el debate público actual, planteaba la receta tradicional de mantener el sistema, aumentar la edad de jubilación y elevar el monto de las cotizaciones.
Pues bien, en el plazo que va del 21 de noviembre al 19 de diciembre de 2021, es decir en no más de 28 días el señor Kast cambió su programa y nos cuenta la historia reciente que Chile Vamos se atribuye el mérito de haber eliminado esas “delirantes y torpes” propuestas. Este es el caso más escandaloso de travestismo político que conoce nuestra historia política reciente. Nada de esto tuvo que ver con el interés superior del país, como sí debiera concederse en el caso del presidente de la República, sino que sólo obedeció a cálculos electorales y ambiciones personales de corto plazo.
Aunque seguirá en su lucha distorsionando la realidad y mintiendo respecto de la acción del gobierno y de nuestra historia, al menos algo aprenderá del refrán, que nos enseña desde pequeños, que “para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado”.