Dr. Ricardo Barra Ríos
Director Centro EULA UdeC
Cada 22 de mayo se celebra el día internacional de la Diversidad Biológica, y el lema para este 2024 es: “Sé parte del Plan”, un llamado a la acción para todas las partes interesadas en detener y revertir la pérdida de biodiversidad, apoyando la implementación del Plan de Biodiversidad (Kunming-Montreal) adoptado en diciembre del 2022. Este Plan reconoce la necesidad del involucramiento de toda la sociedad en la meta de proteger la biodiversidad, en función de las capacidades y prioridades a nivel nacional. Se ha discutido mucho acerca de la relevancia de los sistemas naturales y los servicios que ellos nos prestan como sociedad, pero faltan las acciones concretas.
En un seminario reciente sobre la gestión de riesgos de desastres vimos el importante rol del humedal Rocuant-Paicaví en la defensa contra crecidas de ríos, inundaciones, tsunamis y otros eventos extremos, pero también sobre las amenazas que se constituyen sobre estos ecosistemas.
Un tema que deberemos abordar con más profundidad es la protección efectiva de ecosistemas como los humedales urbanos, y cómo se compatibiliza con las necesidades humanas de construcción y vivienda, siendo este un tema central en las fallas de implementación de la Ley. Chile tardó varios años en establecer el nuevo servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, aprobado recientemente, que es la entidad del estado encargada de la protección de este importante bien ambiental. Pero esto no acaba con las tensiones que siguen entre las actividades productivas y la adecuada protección a nuestros ecosistemas.
Sabemos que no seremos sostenibles dañando los ecosistemas y para ello es necesario el conocimiento, y también la capacidad de rehabilitar ecosistemas y su diversidad.
Existen notables ejemplos de avance de la región del Biobío en esa dirección, uno de ellos es el Programa de Recuperación de los Ambientes Lacustres de la Provincia de Arauco (PRELA), impulsado por la SEREMI de Medio Ambiente con financiamiento del Gobierno Regional, que promueve la creación de una norma de protección ambiental para el Lago Lanalhue, entre otras muchas actividades de restauración a nivel de cuenca.
Sin embargo, debemos ser más activos y audaces si queremos avanzar rápidamente. Lo que hagamos o dejemos de hacer va a ser fundamental para el futuro de nuestra región. Entonces, el despliegue de todas las capacidades (incluidas por ejemplo las del sector privado, que promueve la conservación de espacios en sistemas terrestres y marinos), además del conocimiento y su difusión, es fundamental, pues con la biodiversidad “todos dependemos de todos”.
El alarmante aumento de la extinción de especies y el desconocimiento de lo que está ocurriendo con otras, son hechos que debemos abordar con toda la urgencia que se requiere. Las inversiones adecuadas, el diálogo y avanzar en nuestra comprensión de los impactos de la pérdida de la biodiversidad en la región, son acciones necesarias para alcanzar la sostenibilidad, que debe ser un objetivo de toda la sociedad.