Ecuación para la buena salud

13 de Abril 2024 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida

No hay que olvidar que la actividad física se debe complementar con una alimentación equilibrada.

Marisol González
Académica de la Facultad de Medicina y miembro de ProSalud UCSC

Hace unos días en el país celebramos el día de la actividad física y el deporte, acciones que nos permiten liberar endorfinas, como la dopamina y serotonina, neurotransmisores asociados a esta sensación de bienestar de las personas; reduce el estrés, a través de la disminución de cortisol, que se eleva cuando tenemos ansiedad; y nos permite conciliar mejor el sueño.

La mayoría de los adultos pasamos gran cantidad de tiempo sentados y de esa forma comenzamos a perder masa muscular. Pero la actividad física y el deporte generan incremento de la función cognitiva y la memoria, nos sentimos más vigorosos al mejorar componentes de la aptitud física, y también reportan mejorías en la salud cardiovascular, fortalecimiento de los músculos esqueléticos y masa ósea. Para ser físicamente activos, la Organización Mundial de la Salud recomienda que uno debe hacer al menos 150 minutos a la semana actividades que tenga intensidad moderada a vigorosa. No obstante, no hay que olvidar que la actividad física se debe complementar con una alimentación equilibrada, que será la responsable de que nuestro organismo funcione correctamente. El ejercicio y la alimentación en su conjunto nos favorecerá a mejorar muchos indicadores de algunas enfermedades.

La alimentación saludable no se atribuye a comer en menos cantidad, sino que debe ser equilibrada, suficiente, variada e inocua, acorde a lo que cada cuerpo necesita según edad, sexo, nivel de actividad física y estado fisiológico, siempre cumpliendo con los componentes para que una alimentación sea llamada normal.

Para que una alimentación sea saludable es importante el consumo de legumbres, frutas y verduras; lácteos en todas sus etapas al menos tres veces al día; aumentar el consumo de pescados, marisco y algas, comprados en lugares establecidos; y evitar los alimentos procesados y con sellos, y realizar preparaciones tradicionales y en familia. Por eso es que desde pequeños hay que enseñar a apreciar y consumir alimentos naturales, aquellos que no son procesados y ultra procesados. De esta manera, lo largo de su crecimiento no padecerán enfermedades que hace unos años eran propias de los adultos, pero que, con el cambio actual de la industria alimentaria, muchos niños, niñas y adolescentes ya las tienen diagnosticadas.

Diabetes, obesidad, hipertensión, malnutrición por exceso, y enfermedades al corazón son enfermedades que se pueden prevenir con un estilo de vida saludable. Con una alimentación y prescripción de ejercicios adecuada y acorde a las necesidades individuales de cada persona lograremos la ecuación para la buena salud.