De esta manera, las pequeñas empresas que abracen la transformación digital estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos del futuro.
Dra. Claudia Yáñez
Académica FACEA UCSC
Las tecnologías digitales han transformado radicalmente el panorama empresarial y los procesos de negocio, brindando a las pequeñas empresas herramientas a las que antes solo podían acceder las grandes corporaciones. Este cambio en el panorama competitivo ha tenido un impacto significativo en la forma en que las PyMEs enfrentan los desafíos modernos.
Uno de los más importantes, es la democratización del acceso al mercado. Las redes sociales, las plataformas de comercio electrónico y las herramientas de marketing digital, permiten a las pequeñas empresas llegar a un público global y agilizar procesos internos. Esto ha incrementado las oportunidades de crecimiento y ha nivelado el campo de juego para los emprendedores.
Sin embargo, la transformación digital no es un proceso exento de desafíos. La rápida evolución tecnológica exige una constante adaptación y actualización, lo que puede suponer un costo significativo para las pequeñas empresas. La seguridad informática también se convierte en un desafío crucial, ya que las PyMEs, a menudo, carecen de los recursos necesarios para protegerse de las amenazas cibernéticas.
A esto se suma la brecha digital, que limita el acceso y conocimiento de las tecnologías por parte de algunos emprendedores, especialmente aquellos pertenecientes a grupos desfavorecidos. Así, es fundamental trabajar en la nivelación de las capacidades digitales para que todos puedan aprovechar las oportunidades de la era digital. A pesar de los desafíos, la transformación digital es una oportunidad invaluable para que las pequeñas empresas prosperen en el mercado actual. La educación continua en tecnologías emergentes, la inversión estratégica en soluciones digitales y la priorización de la seguridad informática, son los pilares que garantizarán su éxito.
Por lo tanto, para lograr una transformación digital exitosa, las PyMEs deben invertir en la contratación y/o formación del personal en nuevas tecnologías para aprovechar al máximo las herramientas digitales; definir un plan de transformación digital adaptado a las necesidades y objetivos específicos; buscar soluciones digitales escalables que sean útiles y puedan crecer junto con la empresa; implementar medidas de seguridad informática básicas para proteger los datos y la información sensible; y, finalmente, apoyarse en instituciones, programas y comunidades que ofrecen recursos y asesorías para la transformación digital. De esta manera, las pequeñas empresas que abracen la transformación digital estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos del futuro, aprovechar las oportunidades del mercado global y construir un futuro más próspero.