Opinión

Las brechas que persisten y los desafíos que tenemos

Por: Diario Concepción 16 de Marzo 2024
Fotografía: Alejandra Brito

Dra. Alejandra Brito Peña y Laura Palma Rojas InES de Género UdeC

A pocos días de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la Universidad de Concepción, a través del proyecto de Innovación en la Educación Superior (InES) de Género, dependiente de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo y financiado por ANID, presentó su primer Diagnóstico Institucional Integrado sobre Brechas de Género en Investigación, Desarrollo, Innovación y Emprendimiento (I+D+i+e).

Se trata de un insumo clave para la continuidad y avance de políticas universitarias en equidad de género, que entre sus hallazgos señala que una de las brechas que persiste al interior de la universidad es la composición de la planta académica regular, donde los hombres constituyen una mayoría con el 62%. Esta distancia se amplía en los rangos más altos de jerarquía académica, con una prevalencia masculina del 76% en la categoría de profesor titular.
Asimismo, en términos de liderazgo de proyectos, aunque existe una participación en aumento de mujeres, los hombres encabezan casi dos tercios de estos y tienden a presentar tasas de aprobación más altas que las mujeres.

En contrapartida, las académicas muestran mayor liderazgo en solicitud y concesión de patentes, particularmente en jerarquías académicas más altas. En esa línea, la creación artística también reporta números favorables para las mujeres.

Los hallazgos subrayan la necesidad de abordar persistentes desafíos estructurales, culturales y organizativos, y obligan a mirar a la UdeC en el contexto de un profundo desafío país. En efecto, datos del Ministerio de Ciencia dan cuenta de que, en Chile, solo el 35% de las personas que realizan investigación son mujeres.

Las acciones que se propicien no solo deben buscar la inclusión numérica de mujeres, sino también replantear las estructuras y prácticas que perpetúan las desigualdades. La promoción de la corresponsabilidad, la conciliación de la vida laboral y familiar, y el reconocimiento de las diversas áreas del conocimiento y formas de trabajo son tareas cruciales con miras hacia una academia más inclusiva.

Transversalizar la perspectiva de género, además de ser un imperativo ético, también enriquece el proceso investigativo y creativo, y contribuye al avance del conocimiento y fortalece las capacidades institucionales. Por tanto, la tarea requiere de la participación de toda la comunidad universitaria, hombres y mujeres. Solo juntos y juntas podremos construir un futuro más equitativo, donde todas las personas desarrollen su máximo potencial, sin importar su género.

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