Opinión

Mujeres en política

Por: Diario Concepción 16 de Enero 2024
Fotografía: Cedida

Claudia Soto Candia
Seremi (s) de la Mujer y Equidad de Género del Biobío

La reciente historia de Chile señala que hace 75 años las mujeres chilenas participamos por primera vez de una elección presidencial y parlamentaria, gracias a la Ley 9.292 promulgada en 1949 que permitió que 1952 un porcentaje de la población femenina sufragará, dando como vencedor a Carlos Ibañez del Campo.

Lo anterior, si bien corresponde a un relato construído desde los hechos, esconde en las sombras un trabajo emancipatorio complejo, donde nuevamente el papel de la lucha de la mujer para conquistar sus derechos es invisibilizada por la pluma del patriarcado.

Es necesario destacar que la lucha por el voto político emprendida por las mujeres chilenas, significó una verdadera ruptura social, sobretodo considerando que en la época, no sólo los grupos más conservadores nos catalogaban cómo seres socialmente inferiores, sino que hubo resistencia también de la gran mayoría de partidos de izquierda, donde la figura del hombre era culturalmente predominante.

Ante esto, y como lo ha sido durante toda nuestra historia de luchas, nos organizamos y nos rebelamos, entendiendo nuestro papel dentro de la historia en el que supimos leer nuestro contexto, nos educamos y nos destacamos, teniendo grandes referentes como Elena Caffarena, María de la Cruz y Amanda Labarca quienes comprendieron que la unión, la solidaridad y la sororidad son armas poderosas para romper los muros del patriarcado.

No fue una escoba como se trata de caricaturizar, sino el resultado de una lucha seria, cuya reivindicación debe ser una de las más importantes del siglo y cuyos cambios culturales, obligó a repartir el poder más allá de los partidos, sino entre géneros.

Así avanzamos hasta 1970 donde alcanzamos la paridad en el sufragio, con mujeres ocupando espacios importantes dentro de la política nacional, abriendo el espectro de la discusión hasta el punto donde nuestros temas, eran considerados como estructurales e ingresados en los programas de los partidos políticos.

Y continuamos avanzando, rompiendo paradigmas y preparándonos política y académicamente, lo cual significó que nuestra lucha, no sólo estaba reservada para mujeres provenientes de ciertas estructuras sociales, sino que gracias a nuestra perseverancia llegamos a las universidades, nos preparamos, nos hicimos visibles y continuamos.

Y continuamos más allá, más allá, incluso más allá del odio, de la injusticia, de la violencia, de lo bestial, del dolor y la desaparición, nos levantamos, nos hicimos fuertes, nos apoyamos y fuimos abuelas, madres, hijas y nietas porque cuando atentaban contra el cuerpo de una, lo sentíamos todas.

El régimen de la dictadura no fue capaz de callarnos, de apartarnos, de desaparecernos, al contrario nos hicimos en la lucha y desde ahí nos encontramos, bravas, valientes y listas para asumir liderazgos para seguir avanzando hasta disputar el poder y ganar los espacios, paso a paso, pero marcando una huella profunda, difícil de quitar, pero que marca futuro, igualdad y justicia.

Hace 75 años fue mucho más que un voto, mucho más que un sufragio representativo de un sector, fue la punta de lanza para hacer política desde nuestra feminidad.

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