Se ha establecido que los Estados tienen la obligación ética de denunciar y condenar la violación sistemática a los derechos humanos.
Pedro Díaz Polanco
Analista Internacional
Universidad Austral de Chile
La mayoría de los Estados declaran una alta valoración por la democracia y por el respeto estricto a los derechos humanos.
Ante esto, el sistema internacional ha creado una serie de instituciones e instrumentos orientados no sólo a promover los derechos humanos, sino también a luchar contra la impunidad. Así entonces, se ha establecido que los Estados tienen la obligación ética de denunciar y condenar la violación sistemática a los derechos humanos con total independencia al lugar en el que estos ocurran.
Pues bien, y ante la masacre humanitaria que ocurre en Gaza, se aprecia una cobarde omisión por parte de los Estados latinoamericanos y una peligrosa hipocresía en lo que refiere a la defensa de los derechos humanos.
Cobardía, en función de las insignificantes condenas hacia el genocidio que Israel está llevando a cabo contra la población palestina. Hipocresía, en virtud de la fuerza con la que se condenaron las atrocidades de Hamás, sumado al activismo que mostraron para defender a Ucrania de la agresión rusa.
En la actualidad, y tal como lo hizo Sudáfrica respecto a Israel, los Estados tienen la opción de denunciar a los Estados transgresores de obligaciones internacionales ante la Corte Internacional de Justicia. A su vez, los Estados Partes del Estatuto de Roma pueden remitir al Fiscal de la Corte Penal Internacional algún asunto en el que se evidencie los crímenes internacionales que son de competencia de la Corte; sin embargo, y para las opciones descritas, los Estados latinoamericanos han sucumbido al miedo que le genera las consecuencias políticas y económicas de confrontar los intereses de Washington.
De hecho, este temor también se evidencia en decisiones que operan en lógicas colectivas, tal como se demuestra con la incapacidad de levantar una resolución llamada a quitar el estatus de Estado Observador que tiene Israel dentro de la OEA, lo que ya se hizo con Rusia el 2022.
De esta forma, la masacre humanitaria que se sufre en Gaza ha transparentado la lamentable hipocresía y cobardía de los Estados latinoamericanos, así como su escaso compromiso por una verdadera defensa de los derecho humanos.