Opinión

Corrupción: La nihilista resaca del sujeto moderno

Estos son solo medios y soportes, y no nos debiesen definir como personas y menos transformarse en el eje de nuestras vidas.

Por: Diario Concepción 04 de Diciembre 2023
Fotografía: Aaron Napadensky

DR. AARON NAPADENSKY PASTENE
Director del Laboratorio de Estudios Urbanos UBB

El caso convenios y las grabaciones del caso Hermosilla, no solo hacen tambalear la credibilidad pública del Estado y sus instituciones, también nos hace pensar que la corrupción esta más extendida de lo que queremos aceptar. En este sentido, permítanme la siguiente reflexión.

Antes de la modernidad no existía movilidad social como la conocemos, quien nacía noble se moría noble, quien nacía esclavo se moría esclavo, y las personas se definían socialmente por su oficio, credo o lugar de procedencia. Todos recordamos frases como “soy Pedro, el pescador”, “soy Mateo, el recaudador de impuestos” o “soy José, de Arimatea”. En esta premodernidad no había necesidad de diferenciarse porque “el” jamás llegaría a ser “yo”, de hecho, en las ciudades medievales no existía segregación, el castillo del rey estaba al lado del herrero y del panadero.

Con la modernidad y las nacientes burguesías industriales, surgió la movilidad social y el panadero pudo llegar a ser rey. Junto a ello emergió el sujeto moderno, que al no estar predefinido, cual dulce condena, nos dejó la perpetua tarea de la construcción social del yo, cuestión capitalizada por la industria de la moda y expresada en la segregación residencial, entre otras cosas. Así, el barrio donde optamos vivir, la ropa de marca que nos compramos, el auto que elegimos y las experiencias que acumulamos, son decisiones que, en parte, conforman los contemporáneos códigos simbólicos con los cuales, como sujetos modernos, nos vamos escenificando socialmente. Sino como entender la cantidad de camionetas cuyos motores permiten remolcar 5000 kg., y que nunca lo harán, o los autos alemanes diseñados para alcanzar los 280 km/h, que en nuestras ciudades no superaran un promedio de 60 km/h . Esto no es una crítica, sino como la constatación de un hecho del cual en mayor o menor medida y conciencia, ninguno de nosotros escapamos del todo.

Sin embargo, estos son solo medios y soportes, y no nos debiesen definir como personas y menos transformarse en el eje de nuestras vidas.

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