DR. RICARDO BARRA
Director del Centro EULA UdeC
Se está discutiendo en el parlamento la nueva ley de presupuestos para el 2024. La propuesta para el financiamiento de la Ciencia es incrementar este en un 1,6% en relación con el de 2023, es decir, un aumento neto de $8.420.575.000. Al asumir el presidente Boric, prometió aumentar el presupuesto al 1% del PIB para la Ciencia. Lo cierto es que la promesa está lejos de ser cumplida, y lo mismo pasó hace más de 20 años, cuando el entonces presidente Lagos hizo la misma promesa. Esto se condice con el nivel de desarrollo y rezago que muestra el país en variadas áreas. Además, el tema de la descentralización no se considera en el actual esquema de financiación.
Las Universidades recogen en su mayoría el presupuesto de Ciencia, pues es allí donde se realiza la mayor parte de la investigación en el país. Muchas reclaman un financiamiento basal para desarrollar esta importante actividad, pero lo cierto es que el país no tiene los recursos ni la voluntad de promover dicho financiamiento al sistema universitario. Las universidades evalúan su desempeño en investigación en el número de publicaciones científicas que los académicos e investigadores producen en revistas que son indexadas por diferentes instituciones, pero lo cierto es que esta métrica es insuficiente para verificar el verdadero impacto que tiene esta actividad en el desarrollo de las regiones y el país.
A mayores exigencias se requiere reflexionar sobre el desempeño, ahora traducido en impacto, que efectivamente mejore el bienestar de las personas, la reducción de la pobreza y el mejoramiento de los niveles de vida, así como la protección de los ecosistemas que sustentan nuestra vida y el mejoramiento de los procesos productivos. Estamos al debe, y creo que en parte el mezquino incremento del financiamiento de la Ciencia también tiene una explicación allí. Es imperativo comunicar la ciencia en una forma más efectiva, hacerla más cercana a las necesidades de la sociedad, lo que en ningún caso significa abandonar la investigación que se hace en áreas fundamentales del conocimiento, sino fortalecerla y generar cadenas de colaboración que permitan relevar de mejor manera el aporte de la Ciencia al desarrollo. Si queremos avanzar en mejores niveles de vida y sostenibilidad, el aporte financiero que se realiza a esta actividad debiera ser mayor al actual y no solo provenir del estado. El sector privado también podría hacer un aporte significativo a esta noble actividad, que nos puede llevar a un mejor nivel de desarrollo como país. El desafío está lanzado, lamentablemente, desde hace décadas.
