Bárbara Veloso Castro
Psicóloga Fundación Integra

En la semana de la salud mental, nos parece muy importante detenernos a reflexionar en torno a la importancia de la protección y promoción del bienestar psicológico y emocional de niñas, niños y adolescentes.

En el transcurso del último año, las interacciones de Fonoinfancia con adolescentes y jóvenes entre 12 y 17 años, evidencian como motivo de consulta repetitivo malestares asociados a sintomatología ansiosa y depresiva. En sus relatos – transversal a los motivos de consulta– destacan sensaciones de soledad, aislamiento y dificultad para hablar de lo que les ocurre y pedir ayuda.

Esto último se relacionaría, con la percepción de un mundo adulto hostil, en donde madres, padres, cuidadores, adultas/os cercanas/os no se identificarían como figuras disponibles emocionalmente. Por otro lado, está la percepción de sus conflictos como algo molesto y problemático para los adultos, a los que ya se les percibiría suficientemente estresados y agobiados por las exigencias del día a día.

En ambas situaciones subyace la idea de que sus inquietudes, afectos o malestares deben ser resueltos en soledad, dejando a los adolescentes muy aislados de sus redes de apoyo más próximas.

Creemos relevante y urgente que adultas y adultos nos hagamos parte del cuidado de la salud mental de niñas, niños y adolescentes, generando acciones de cercanía con sus entornos más inmediatos de apoyo. Es importante que estos temas dejen de ser un tabú y se hablen en las familias, contribuyendo con eso a derribar mitos y prejuicios entorno a la salud mental.

Es por eso que no da lo mismo qué y cómo conversar. Nos parece vital propiciar espacios de encuentro y comunicación en familia. Incluyendo un lenguaje emocional en las conversaciones que facilite el hablar de cómo cada una/o se siente, dando espacio también para el disentimiento, las emociones incómodas y temáticas relacionadas con la salud mental.

Disponer y alentar espacios de participación y pertenencia (deportes, actividades escolares, comunitarias, culturales, etc.) también promueve la salud mental, sobre todo en adolescentes y jóvenes. Uno de los desafíos de la adolescencia es la construcción de la propia identidad y para ello es deseable que participen de espacios en donde se sientan escuchados, validados, y descubran distintas maneras de hacerse parte de la sociedad y generar cambios.