Nuevos paradigmas económicos
25 de Septiembre 2023 | Publicado por: Diario Concepción
Ricardo León
Investigador del Centro de Energía UCSC
A nivel mundial, las grandes potencias están realizando importantes apuestas por restaurar sus sectores industriales, que luego de años de políticas de globalización han terminado por desmantelar sectores productivos tradicionales, con impactos importantes a las comunidades, lo que ha aumentado no solo la cesantía, sino también un sentimiento de desarraigo político y anti globalización.
En Chile no somos ajenos a esta realidad. En los años 90, con la llegada de la democracia, el país se abrió al mundo y al comercio internacional propiciado por la globalización. La expansión económica se concentró en exportar commodities con bajo valor agregado, mientras que la industria manufacturera nacional sufrió hasta el cierre de muchas de estas empresas.
Este fenómeno, que también se dio en países desarrollados, fue justificado por los expertos bajo la lógica de la eficiencia: el país debe concentrar sus esfuerzos productivos en aquellos sectores con ventajas competitivas, dejando de lado actividades donde otros países pueden ser más eficientes. El resultado es que los precios de los bienes y servicios tranzados en el mercado son más bajos, beneficiando a toda la población, inclusive a aquellos trabajadores cuyas industrias debieron cerrar, a fin de cuentas, son ellos consumidores igualmente. Esta es la lógica implícita de la globalización.
La motivación para retrotraer la lógica de la globalización, subsidiando industrias claves tiene distintas motivaciones: geopolítica, política local, estratégica, entre otras. No es de interés ahondar en estas razones en esta columna, sino más bien plantear la pregunta de cómo encajan las políticas nacionales de desarrollo industrial, particularmente las del Litio y del Hidrógeno.
Ambas estrategias hablan explícitamente de innovar en la creación de estas industrias, incorporando valor agregado a su proceso, es decir, de una política de industrialización localizada. Ambas estrategias están en una etapa temprana de desarrollo, por lo que desconocemos aun los recursos e incentivos que destinará el Estado a su desarrollo, particularmente, hacia el fomento a un mercado local.
Ambas políticas han tenido recibimiento desigual, mientras que la política de desarrollo de Hidrógeno Verde, iniciada por el gobierno del Presidente Piñera y en proceso de actualización por parte del gobierno del Presidente Boric, ha tenido un amplio consenso, la política de desarrollo del Litio ha recibido múltiples críticas por minimizar el rol del privado.
Es de esperar un rechazo ante una mayor intervención del Estado en materia productiva, ante la visión predominante que debe ser el mercado quien desarrolle la industria. Esta lógica debe ser revisada, para sectores claves de la economía, donde Chile posee oportunidades y ventajas relevantes de construir industrias complejas.
Instalar este tipo de políticas de manera exitosa es inédito en nuestra historia reciente. Para dejar de ser meros exportadores de commodities, debemos generar acuerdos de largo plazo, que no dependan del gobierno de turno, donde el Estado tenga un rol más activo, desde la coordinación de actores, generación de incentivos, fomento al mercado local y capital humano, e incentivos a la investigación y desarrollo, entre otros ámbitos.