Opinión

La casa sobre la arena

Lamentablemente, la memoria es frágil y es posible que las imágenes del coloso de Concón al borde de un abismo de arena queden pronto como una anécdota.

Por: Diario Concepción 15 de Septiembre 2023
Fotografía: Cedida

Rodrigo Castillo Jofré
Abogado-Colectiva Justicia en Derechos Humanos

No es curioso que, cuando en un pasaje del evangelio de Mateo, se intenta ejemplificar la necedad y torpeza humana, se recurre a la figura de la casa construida sobre la arena. Aquella que, cuando “descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa, cayó, y fue grande su ruina.” El asunto parece parte de una sabiduría ancestral y, sin embargo, parece difícil de comprender para los estándares de progreso y desarrollo contemporáneos. Así lo demuestra el mediático caso del socavón junto a los edificios en las dunas de Concón.

Dos sucesivos frentes climáticos han dejado al borde del colapso a la construcción, cuyas unidades, hasta hace poco, se cotizaban en más de 500 millones de pesos. Detrás, una historia que podría asemejarse a la de muchos proyectos de este tipo: un conflicto de varios años entre los interese inmobiliarios, organismos públicos, y organizaciones ambientales, en las que los primeros terminan imponiéndose, siempre al filo (o derechamente en contra) del cumplimiento de la normativa y de la planificación, y pese a las advertencias de estudios que repararon en los riesgos que hoy terminaron materializándose.

Este esquema se ha replicado en múltiples lugares del país. Tal vez no sobre dunas, pero si bajo la forma de construcciones en el borde costero, en el lecho de ríos o sobre humedales. En el caso de estos últimos, también han sido las lluvias las que nos han recordado las deficiencias del diseño de las ciudades, generado en muchos casos por presión del mercado, antes que por una reflexión colectiva y basada en el conocimiento científico. Particularmente preocupante, por ello, resultan las presiones mediáticas, políticas y últimamente, por la vía de la judicialización, que han empujado por restringir la protección de dichos ecosistemas, y favorecer el crecimiento desmedido de la urbe a costa de generar graves consecuencias para su población.

Lamentablemente, la memoria es frágil y es posible que las imágenes del coloso de Concón al borde de un abismo de arena queden pronto como una anécdota. Difuminada como las responsabilidades de quienes lo promovieron, intentando escabullirse o, peor aún, traspasar las pérdidas del desastre a la colectividad. Para que ello no suceda, urge realzar la importancia de una institucionalidad, planificación y fiscalización robusta en estas materias, a la par de una sociedad civil y organizaciones ambientales y vecinales empoderadas, de manera de garantizar una convivencia armónica en el espacio sobre el que habitamos.

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