A través de un proceso participativo y voluntario, estudiantes de quinto básico a cuatro medio están contándonos en primera persona cuáles son las violencias que viven a diario y sus propuestas grupales para enfrentarlas.
Raquel Quijada
Coordinadora Defensoría de la Niñez Región del Biobío
Especial relevancia ha tomado el debate público sobre vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes (NNA) en el último tiempo, y es que es una discusión que, si bien es esencial, parece dejarnos con una sensación de olvido: las voces de los propios NNA. Esta es una importante reflexión que nos lleva a relevar el imperativo de escucharlos, sobre todo en la construcción de políticas públicas que les conciernen.
En la Región del Biobío, la participación activa de niños, niñas y adolescentes es limitada. Es cierto que hay un interés genuino de ellos en participar, pero es fundamental que no sólo sean convocados, sino escuchados y que sus opiniones tengan real incidencia. Somos testigos de crecientes problemas de convivencia escolar. Pero ¿es la violencia escolar sólo un reflejo de una problemática social más amplia? ¿No deberíamos, entonces, escuchar también a niños, niñas y adolescentes que viven día a día en esos contextos?
Este objetivo se ha propuesto el proyecto “Ahora tienen que escucharnos: ideas para convivir” de la Fundación Horizonte Ciudadano, que está en pleno proceso de aplicación de un instrumento metodológico en 10 comunas de las tres provincias de la región del Biobío.
A través de un proceso participativo y voluntario, estudiantes de quinto básico a cuatro medio están contándonos en primera persona cuáles son las violencias que viven a diario y sus propuestas grupales para enfrentarlas.
Este desafío no es sencillo. La Convención sobre los derechos de los niños, establece principios como la información, voluntariedad y respeto, pero nuestra cultura no está acostumbrada a otorgarles voz activa. La participación efectiva de NNA requiere cambios culturales en una sociedad adultocéntrica.
Esto se refleja en cómo, en ocasiones, los adultos utilizan a los NNA para gestos simbólicos, como una foto, en lugar de integrarlos en procesos de construcción y decisión. Es esencial que los proyectos y políticas que se dicen “para niños, niñas y adolescentes, sean además con ellos y ellas”.
Por eso lo que nos plantea el proyecto “Ahora tienen que escucharnos: ideas para convivir” es tan urgente y necesario. Por esta razón es que tenemos la obligación y la responsabilidad de escucharlos ¿no es ese acaso el primer paso para todo proceso de cambio?, Debemos dejar de subestimar a los NNA y asumir que su visión y conocimiento es una oportunidad valiosa para enfrentar como sociedad los problemas complejos que vivimos.
Como participante de la mesa consultiva del proyecto “Ahora tienen que escucharnos: Ideas para convivir”, he podido intercambiar visiones con autoridades de diversos servicios públicos, establecimientos escolares y organizaciones de la sociedad civil, pero sobre todo hemos podido escuchar a niños, niñas y adolescentes contarnos sus inquietudes, reflexionar junto a ellos y ellas, en un espacio con las condiciones y respeto que merecen.
Finalmente, este proceso contribuye a visibilizar sus derechos y necesidades, pasando del discurso a la acción y con ello, nos convoca a una nueva forma de hacer política pública, donde niños, niñas y adolescentes son protagonistas.