
Consagrar los derechos fundamentales hoy es una aspiración mundial.
CRISTIAN VERGARA CASTILLO
Gerente general Essbio
Este 28 de julio se cumplieron 13 años desde la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas que reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento.
Con esta definición, quedó establecido que el agua potable y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. Años antes, en noviembre de 2002, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales adoptó la Observación General sobre el derecho al agua.
El artículo I.1 establece que “El derecho humano al agua es indispensable para una vida humana digna”. También define el derecho al agua como el derecho de cada persona a disponer de agua suficiente, saludable, aceptable, físicamente accesible y asequible para su uso personal y doméstico. Felizmente, desde hace muchos años, este reconocimiento del derecho humano al agua y saneamiento es una realidad para las cerca de cuatro millones de personas que habitan las zonas urbanas de las regiones que atendemos desde Essbio y otros millones más que son atendidas por las demás empresas sanitarias de nuestro país. En efecto, nuestra realidad urbana muestra desde hace décadas una cobertura de agua potable muy destacada y que hoy llega a 99,40% de la población. Lo mismo en alcantarillado urbano, 97,48%; y en los últimos 20 años hemos logrado un 99,98% de cobertura en tratamiento de aguas servidas en los sectores urbanizados. Todo esto como resultado de una virtuosa alianza público-privada, inédita en Latinoamérica.
La modernización del sector sanitario chileno, impulsada a fines del siglo pasado, ha sido un muy buen ejemplo de desarrollo, porque la garantía para acceder a ese derecho tan fundamental está fundada en la capacidad de prestación del servicio, no sólo en una declaración de buenas intenciones. Más aún, en nuestro caso podemos mostrar que esa prestación alcanza un estándar de servicio que nos sitúa dentro de los mejores del mundo y con fortalezas claves para adaptarnos al cambio climático.
Consagrar los derechos fundamentales hoy es una aspiración mundial y en estos tiempos volátiles, bien vale la pena recurrir a las experiencias que sortearon el corto plazo y se propusieron cambiar y mejorar una realidad, en base a la colaboración de diversos actores, la persistencia y un genuino interés por alcanzar un propósito sostenible.