
CLAUDIA HURTADO
Abogada
Hace tres años vivimos una pandemia que nos puso a prueba y que a muchos nos obligo a replantease las prioridades, aprender de la tecnología y digitalización y puso a prueba la capacidad para adaptarnos.
Harto aprendizaje, nos dejo, el confinamiento, que estoy segura además, estuvo acompañado de sufrimiento, que no queríamos volver a sentir.
Sin embargo, en nuestro país y en la región del Bio Bio, la naturaleza nos vuelve a recordar que el dolor y el sufrimiento son parte de la vida y que a veces tenemos que aprender a vivir con vivencias que lo generan.
El verano recién pasado, nos recordó que la las catástrofes son difíciles de contener. Los incendios arrasaron con plantaciones, bienes materiales e incluso ocasionaron, lamentablemente, perdidas de vida.
Nuevamente, a prueba la resiliencia y la capacidad de reponerse, de empezar de cero, de construir y de mirar el futuro con esperanza. Es lo que nos plantea el sufrimiento, que el verano nos dejó.
En momentos en que, empezábamos a reponernos de los efectos devastadores de los incendios, cuando la reconstrucción comenzaba a tomar forma, una vez más la naturaleza, el dolor y el sufrimiento afloran.
Parece que tendremos que acostumbrarnos a vivir acompañados, de episodios que nos demuestran que la naturaleza es impredecible y que si bien, en momentos nos da alegrías y buenos momentos, y en otros dolor y sufrimiento, que vamos a tener que saber aborda, para que el invierno del 2023 permita aflorar la generosidad que los chilenos, tenemos impreso en el corazón, y de esa manera ayudar a disminuir el sufrimiento y dolor de las familias afectadas, con esta catástrofe natural.