Sindy Salazar Pincheira
Abogada
Colectiva – Justicia en Derechos Humanos

Las tareas de cuidado, vitales pero a menudo ignoradas, son fundamentales para nuestra sociedad. La desigual distribución de esta labor, que recae principalmente en mujeres, nos exige una reflexión desde la perspectiva de los derechos humanos.

Las mujeres representan el 76.2% del trabajo de cuidados no remunerados global según la OIT, lo que trae serias implicancias en cuanto a equidad, derechos laborales y bienestar integral. ONU Mujeres estima que este trabajo equivale a $10.8 trillones anuales, triplicando el tamaño de la industria tecnológica global. En la región del Biobío, la población fuera de la fuerza laboral es mayormente mujeres, 95% según INE, quienes generan $7.976 millones por tareas de cuidado y $21.622 millones en labores domésticas.

En enero de este año, Argentina solicitó una Opinión Consultiva a la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el derecho al cuidado y su interrelación con otros derechos. La importancia de hacerle seguimiento es justamente porque estas opiniones consultivas actúan como mecanismos preventivos de violaciones de derechos humanos, y sus resultados pueden guiar el camino hacia una reducción de la brecha de desigualdad en el ámbito del cuidado. Es importante destacar que la consulta se enfoca en las cuestiones relacionadas con el derecho humano a cuidar, a ser cuidado/a, al autocuidado, su vínculo con otros derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, y las obligaciones que el Estado tiene en este ámbito.

Las tareas de cuidado no son un tema aislado de nuestra vida como sociedad, sino un componente vital para el cumplimiento de los demás derechos como la salud, la vida, el trabajo o la educación. A nivel legislativo vemos cómo, por ejemplo, avanza el proyecto “yo cuido y estudio” ante la necesidad de que nadie se vea obligado a abandonar los estudios por y para cuidar a otro. Es necesario crear conciencia que, sin una distribución equitativa de las tareas de cuidados, se amenaza el goce pleno de los derechos humanos. La equidad en estas labores tiene que estar en el centro de nuestra discusión, porque su alcance y efectividad es una cuestión de justicia social.