
Si alguna lección nos dejó la pandemia fue que las decisiones y la gestión tenían sentido de urgencia.
Claudia Hurtado
Abogada
Mientras vivíamos en el país el desastres de los incendios y las altas temperaturas eran la tónica del verano, pocos se detuvieron a observar lo que estaba ocurriendo en el hemisferio norte y al otro lado del atlántico. En Estados Unidos se enfrentó la influenza y sincicial y en España, crudas imágenes daban cuenta de la atención de niños hasta en los pasillos de los centros asistenciales.
Llegaron los fríos y las lluvias y nos pillaron desprevenidos, generando problemas especialmente en los niños que comenzaron a llegar a las atenciones pediátricas y a los centros asistenciales, debido a al ataque agresivo del virus sincicial.
Los facultativos comenzaron a hablar, pero parece que no fueron escuchados, no se consideró que “cada minuto cuenta”. Se informó que de los 15.700 casos de virus respiratorio detectados por la red que coordina el ISP, casi un 10% correspondía a influenza tipo A.
Sin ser especialista, se sabe que en temas de salud “cada minuto cuenta”, sin embargo, parece que esta premisa no se consideró. Una bebé de dos meses murió en el hospital de Quilpue, afectada por virus respiratorio. Sus padres, esperaron doce horas su traslado a otro centro asistencial.
Comenzaron a oírse voces de especialistas que sugirieron llevar las vacunas a los jardines infantiles y donde circulan adultos mayores. En forma reiterada se empezó conocer la situación que las camas pediátricas estaban “al tope. Que debe existir un gestor y un comité de emergencia. Que hay que habilitar hospitales de campaña. Cada vez era más evidente “que cada minuto cuenta”.
Si alguna lección nos dejó la pandemia fue que las decisiones y la gestión tenían sentido de urgencia, que la planificación y la información oportuna, son valoradas por la ciudadanía, que los funcionarios de la salud y los equipos multidisciplinarios, siempre están dispuestos a colocar toda su capacidad y a rendirse ante la atención, a entender que la colaboración público privada, suma y en ocasiones es muy necesaria, sobre todo cuando se sabe que, cuando se trata de salvar vidas “cada minuto cuenta”.