
Monserrat Jamett Leiva
Jefa de Sustentabilidad
Pescadores Industriales del Biobío
La Subsecretaría de Pesca publicó una nueva versión del informe “Estado de Situación de Pesquerías”, documento de carácter técnico que en lo esencial recoge que el 75% de las pesquerías de la macrozona centro sur de Chile, en las que tiene participación la Pesca Industrial del Biobío, ya sea a través de la captura o el procesamiento de estos recursos, se encuentran sanas.
Lo que trasunta esta conclusión es la responsabilidad con que se están gestionando los recursos marinos, principio que cruza a toda la Pesca Industrial y nace de una profunda convicción por la sustentabilidad de esta actividad, que tan sólo en la Región del Biobío genera empleo directo para 6 mil 500 personas y es motor productivo en distintas comunas costeras.
El caso más emblemático es el jurel, la principal pesquería industrial de la zona centro-sur. El manejo de esta especie cuenta con certificación internacional de sostenibilidad (MSC) y es administrada por una organización multinacional, que define cuotas de captura para cada país en base a criterios científicos. Gracias a esto, el volumen asignado a nuestro país tuvo un incremento histórico, al pasar de 581 mil toneladas en 2022 a 716 mil toneladas en 2023, en virtud de las positivas cifras sobre el estatus del stock y biomasa desovante, marcando un abierto y gratificante contraste respecto a décadas pasadas.
Gracias al manejo sostenible y responsable que la pesca industrial ha realizado de este recurso, Chile se ha transformado en el país con la mayor asignación a nivel mundial. En efecto, en 2022 la flota industrial capturó 498 mil toneladas de jurel y destinó un 88% de ese volumen (438 mil toneladas) a elaborar alimentos de consumo humano directo. En este desglose destaca que el 60% de la producción de conservas se destinó al mercado nacional, marcando un hito al prácticamente alcanzar los 60 millones de tarros.
Más allá de las cifras, la experiencia del jurel evidencia que la sostenibilidad de una actividad productiva se construye sobre la base de criterios científicos y un marco regulatorio estable. Nos muestra además que el país pesquero transita en la dirección correcta desde el punto de vista de la gestión responsable de los recursos naturales, con recursos que continúan en recuperación y una actividad que busca proyectarse en beneficio de la seguridad alimentaria, con productos de valor agregado y una clara vocación hacia el consumo humano. En suma, nos plantea que la sostenibilidad no se construye sobre un eslogan o decisiones que se desprenden de un conocimiento incompleto de una realidad, más bien desde la responsabilidad de todos quienes participan en esta enorme y valiosa cadena de valor.