
PABLO GAETE VILLEGAS
Director de Balmaceda Arte Joven Biobío
“El libro es fuerza, es valor, es poder, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”. Con esta frase del poeta Rubén Darío UNESCO está motivando desde el año pasado, acciones de fomento del libro y la lectura en el contexto del Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, conmemoración que desde 1995 promueve este organismo mundial que lidera el desarrollo de la Educación, la Ciencia y la Cultura. Es así como cada año, se suceden celebraciones para dar a conocer el poder mágico de los libros. Proclamada por la Conferencia General de la UNESCO, el 23 de abril, es una fecha simbólica de la literatura universal, que coincide con el aniversario de la muerte de los escritores William Shakespeare y Miguel de Cervantes en 1616. El Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor es una celebración para promover el disfrute de los libros y de la lectura. Este día rinde homenaje a los libros y a los autores; y fomenta el acceso a la lectura para el mayor número posible de personas. Trascendiendo las fronteras, el libro representa una de las invenciones más eficaces para difundir y compartir ideas; y representa un instrumento fundamental para luchar contra la pobreza y el analfabetismo cultural y construir una paz mundial duradera en el tiempo. Desde el año pasado, en nuestro país, la programación de diversas actividades en centros culturales, MINCAP, editoriales y universidades, da pie a que abril sea considerado el Mes de los Libros.
Sin embargo, a pesar de todas las iniciativas, programas y ferias de promoción de los libros, tenemos en Chile un grave problema. El alto porcentaje de la población que presenta déficit en comprensión lectora. Ya en el año 2011 se prendieron las alarmas. En el marco del seminario “Hacia una sociedad lectora” el entonces Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, entregó los resultados del Estudio de Comportamiento Lector que reveló que el 84% de la población chilena de todas las edades no comprende adecuadamente lo que lee. Otro estudio del mismo tenor realizado por la Universidad de Chile daba cuenta que el problema afecta el desarrollo de pensamiento crítico pues anula o disminuye la capacidad de plantear hipótesis y obtener conclusiones, lo que afecta la productividad y el nivel de salario de las personas. El mismo estudio agrega que “hay una formación de capital humano que importa y que genera mayores ingresos en las personas. Esto no se relaciona solo con tener más años de educación, sino que hay habilidades más generales que tienen que ver con entender un texto que me permiten obtener saberes mayores”. O sea, es un tema de desarrollo humano y económico de vital importancia para el futuro del país. Si bien en 2018, la OCDE en otra medición daba una cifra del 53% en el déficit de comprensión lectora de los adultos en Chile, el problema sigue teniendo una enorme gravedad.
El desafío es enorme. Fortalecer y ampliar el Plan Nacional de Fomento Lector. Quizá implementar un Plan de Alfabetización especial para adultos con baja escolaridad. Y activar, motivar, promover y ejercitar el gusto por la lectura desde la primera infancia. Los especialistas coinciden en que los niños y niñas aprenden también por imitación. Si no ven a los adultos cercanos, principalmente a sus padres leyendo o si no tenemos libros en casa, nunca tendrán la posibilidad de entrar al mágico mundo de la imaginación a través de las primeras lecturas. La experiencia de leer y tener un libro en las manos es sensorial, intelectual y emocional. Sin duda un mes de los libros no pueden reemplazar años de lectura.