Dr. Cristhian Mellado Cid
Rector UCSC
El nuevo año académico conlleva una serie de grandes desafíos para las instituciones de Educación Superior, entre las cuales hay uno que destaca con luz propia: el inicio de la vida universitaria para miles de estudiantes de la Región y el país.
Se trata de un momento único, que se vive con intensidad tanto por parte de los propios jóvenes como de sus familiares. Y aquello es especialmente relevante cuando se trata de la primera generación que tiene acceso a la formación terciaria.
En ese escenario, es fundamental el apoyo que las instituciones brindan a sus estudiantes para una adecuada inserción en la vida universitaria. Esto cobra un mayor significado si se consideran las singulares circunstancias que a las actuales generaciones le ha tocado vivir en los últimos años, a propósito de la pandemia por el covid19 y sus graves efectos.
No hay que olvidar que diversos estudios diagnosticaron una significativa pérdida de aprendizajes en la enseñanza media durante el periodo de cierre de los recintos educacionales producto de las restricciones sanitarias, con enormes disparidades entre niveles socioeconómicos y tipos de establecimientos, debido a la brecha en el acceso a las tecnologías y la conectividad digital.
A ello se suma el aumento de síntomas asociados a la salud mental, como la irritabilidad, aislamiento o apatía, baja repentina del rendimiento escolar o consumo problemático de sustancias.
Ante esa realidad se hace fundamental consolidar una red articulada de apoyo que asuma el desafío de enfrentar oportuna y efectivamente las dificultades que pudieran presentar los estudiantes de primer año, siempre considerando que nuestro trabajo es la preparación académica, pero también propender a la formación integral y bienestar general de quienes se encuentran en una etapa clave de sus vidas.
En el caso de la Universidad Católica de la Santísima Concepción partimos el año con la exitosa realización del Programa de Inducción a la Vida Universitaria (PINVU) donde miles de novatas y novatos sumaron nuevas habilidades y conocimientos para enfrentar con éxito los desafíos personales y académicos que representa el ingreso a la Educación Superior. Además, pudieron participar en talleres que reforzaron la importancia de la fraternidad, la amabilidad, justicia, solidaridad y acogida de la diversidad.
A ello se suma el trabajo del Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE) iniciativa del Ministerio de Educación mediante la cual se otorga acompañamiento académico y psicoeducativo a los alumnos que desde la enseñanza media forman parte de la iniciativa y se matriculan en alguna de las instituciones de educación superior en convenio, como es el caso de la UCSC. Este apoyo lo reciben durante los dos primeros años de la carrera como reforzamiento del desarrollo de habilidades transversales, por medio de acciones pedagógicas y de orientación vocacional.