David Arroyo Reyes
Centro Para la Instrumentación Astronómica UdeC
Coordinador de proyectos
Chile es un país que al igual que la mayoría de las naciones latinoamericanas, mantiene una matriz económica basada en el mismo propósito que hizo a los españoles moverse desde Europa hasta territorio indígena: la extracción de materias primas. Lamentablemente, este es un problema que no solamente afecta al medioambiente, sino que además esta dependencia influye directamente en la variabilidad económica nacional.
Con esta información no se busca demonizar al sector primario de la economía, ya que es un eslabón indispensable dentro de la cadena de consumo, pero sí es necesario recalcar que es imprescindible diversificar nuestra economía, y eso significa apuntar los esfuerzos hacia el sector productivo, ampliando nuestra matriz productiva hacia el desarrollo de sistemas complejos.
Esto es lo que busca el Centro Para la Instrumentación Astronómica, Cepia, desde la Región del Biobío, aprovechar que nuestro país es la capital mundial de la astronomía para poder generar instrumentación astronómica made in Chile, y a través de esto desarrollar tecnologías de vanguardia que puedan impactar no solo a la ciencia sino también a la sociedad.
Un gran paso para seguir avanzando en esta línea es el proyecto Leigthon Chajnantor Telescope, o LCT. Un proyecto que busca traer a nuestro país un radiotelescopio de 10.4 metros de diámetro, que dispondrá que científicos de nuestra región tengan más del 10% del tiempo asignado para producir ciencia, pero que además permitirá asentar un laboratorio de pruebas para los desarrollos instrumentales que se lleven a cabo en nuestro país, integrando estudiantes y profesionales a la operación, mantenimiento y fabricación de nuevos dispositivos para un sistema tan complejo como un observatorio astronómico.
Así, sin ser una región propiamente astronómica, la Región del Biobío se convertirá en la primera zona del país en contar con un centro de operaciones y desarrollo tecnológico para un telescopio de nivel mundial, donde la colaboración será el eje principal para mover las capacidades técnicas y científicas que permitan empujar un macro-proyecto como este.
Chile es un país que al igual que la mayoría de las naciones latinoamericanas, es primeramente extractivista, por lo mismo debemos aprovechar las oportunidades que se abren en pos de complejizar nuestra matriz productiva apuntando hacia las tecnologías del futuro. Esperemos que el proyecto LCT sea solo uno de muchos pasos que demos como región y como país en esta línea, apuntando a que más pronto que tarde sea el desarrollo tecnológico el que mueva la economía nacional.
