Opinión

Agua que no has de beber…

El agua, el agua dulce, se nos está acabando aceleradamente.

Por: Diario Concepción 24 de Diciembre 2022
Fotografía: Mauricio Rondanelli

DR. MAURICIO J. RONDANELLI REYES.

Biólogo Profesor del Programa de Estudios Europeos, UdeC.

 

Tal cual están las cosas hoy en día pareciera ser que completar este popular refrán resulta particularmente impropio y descontextualizado.

El tema del agua una vez más nos reclama la atención.

El agua, el agua dulce, se nos está acabando aceleradamente. La situación en muchas regiones del globo es una realidad evidente. La Tierra es un planeta mayoritariamente acuático, sin embargo, el componente de agua dulce planetario no alcanza a llegar al 3% del total de los recursos disponibles de nuestro mundo.

Ciertamente, la crisis climática y su consecuencia en los ecosistemas terrestres influye categóricamente. Al desestabilizarse los ciclos naturales las poblaciones de plantas y animales igualmente resienten el desequilibrio establecido.

El agua escasea y los seres vivos migran ocupando otros territorios, compitiendo o adaptándose a ellos, cuando pueden. La civilización corre la misma suerte. El problema radica en la tensión hídrica, en cómo el agua se ve sometida a presión cuando la demanda es superior a la oferta o bien, cuando la calidad del recurso la hace absolutamente inviable para la vida.

La agencia europea de medioambiente (AEMA) estima que aproximadamente un tercio del territorio de la UE está expuesto a condiciones de tensión hídrica, temporal o permanentemente. Los países que acusan sequías graves en el último tiempo incluyen a Grecia, Portugal y España principalmente; sin embargo, se está convirtiendo en problema grave también en Reino Unido, Países Bajos y Alemania. Las zonas agrícolas de riego intensivo y los mega núcleos urbanos son de las zonas más afectadas.

En América del Sur, por ejemplo, hasta un sesenta por ciento del agua dulce que se utiliza proviene de acuíferos con algún grado de contaminación, generalmente es producto de residuos provenientes de mineras y faenas agrícolas. Y Chile no es una excepción.

Nuestro país lidera la crisis hídrica en América Latina  cerrando el 2021 como uno de los años más secos de su historia, con un déficit de lluvias de más del cincuenta por ciento y la disminución dramática de los caudales de sus principales ríos. La eficiencia en la gestión del agua respecto de políticas de uso y precio combinadas con campañas de sensibilización a la ciudadanía para el ahorro de este recurso son sin duda elementos clave para mitigar la presente realidad.

Así es que, y hágalo una práctica, si no la vas a beber, no la dejes correr.

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