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Opinión

La disputa regionalista en las nuevas bases constitucionales

Es de esperar que la discusión legislativa dé espacio al debate democrático, a una mínima fundamentación de las bases propuestas y, en definitiva, otorgue espacios para la disputa regionalista.

Por: Diario Concepción 23 de Diciembre 2022
Fotografía: Cedida

JOSÉ RAMÍREZ GAETE

Abogado-Colectiva Justicia en Derechos Humanos.

 

El 21 de diciembre ingresaron a la Cámara de Diputadas y Diputados los Boletines 15.614-07 y 15.615-07, relativos a la reforma constitucional que implementa el denominado “Acuerdo por Chile” y habilita un proceso de elaboración de una nueva Constitución Política.

Los proyectos han sido refundidos para su discusión legislativa. El nuevo artículo 154 propuesto dispone “bases institucionales y fundamentales”, que se han dado a conocer a la opinión pública como “bases constitucionales”, orientadas a establecer límites a la discusión constituyente.

A diferencia del proceso anterior, en el cual primó la idea de una “hoja en blanco”, el nuevo órgano constituyente partiría, entonces, desde bases previamente acordadas por las fuerzas políticas con mayor representación en el Congreso Nacional. El N° 2 del art. 154, referido a la Forma de Estado, la circunscribe a “unitario y descentralizado”.

Recordemos que la propuesta constitucional rechazada el 04/09/2022 señalaba que Chile es un Estado Regional (art.1.1), con diversidad geográfica, natural, histórica y cultural, formando un territorio único e indivisible (art. 3), y con una organización territorial claramente establecida sobre la base de entidades territoriales autónomas (comunas y regiones autónomas y autonomías territoriales indígenas) y territorios especiales, desarrollando atribuciones de estas entidades y mecanismos de distribución de ingresos fiscales para el financiamiento de las mismas (art.7 y arts. 187 – 250).

La propuesta actual vuelve a lo señalado por el actual artículo 3° de la Constitución vigente, incluso de manera más tímida, sin señalar deberes del Estado tendientes al “fortalecimiento de la regionalización del país” o el “desarrollo equitativo y solidario entre las regiones, provincias y comunas”, como sí lo hace la Constitución actual. ¿Cuál es la explicación, entonces, para borrar de cuajo todo lo avanzado y volver a un modelo ampliamente criticado por la academia y resistido por la población que habita en regiones distintas a la Metropolitana?

Es de esperar que la discusión legislativa dé espacio al debate democrático, a una mínima fundamentación de las bases propuestas y, en definitiva, otorgue espacios para la disputa regionalista.

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