Opinión

No queremos consuelos, ni lástima

Por: Diario Concepción 20 de Diciembre 2022
Fotografía: Raphael Sierra P.

ANA ALBORNOZ CUEVAS

Alcaldesa de Santa Juana

 

Treinta y seis femicidios es el lamentable y frío número que registra este año de mujeres asesinadas por hombres.

Treinta y seis vidas de trabajadoras, profesionales, jóvenes, madres, hijas, nietas muertas por una cultura que aún guarda en sus cimientos la violencia de este sistema machista y patriarcal. Las discusiones están hechas, el diagnóstico de la academia se ha nutrido poniendo en la discusión estos hechos lamentables, los representantes han condenado estos sucesos miserables, pero seguimos violentadas, relegadas, escondidas y atemorizadas, no por la pasión del amor, como titulan algunos, sino por mentes enfermas alimentadas e influenciadas por una sociedad que nos objetiviza, que nos relega a lo doméstico, a lo maternal, al cuidado del otro, a la pasividad, a la obediencia.

Pagamos con nuestros cuerpos cercenados y torturados por esas pasiones enfermas de hombres que se sienten con el derecho, porque así se les ha dado, de poseernos, de hacernos suya, sólo por el hecho de levantarnos, de decir basta, de negar nuestro cuerpo al deseo lascivo y depravado del sexo obligado, de querer independizarnos y terminar con años de dolor, de ser libres de terminar una relación, de separarme del torturador, de denunciar al violador, de para esta violencia maldita, de sororizar con quienes hemos sido acosadas.

No queremos consuelo ni lástimas, tampoco que nos acompañen, ni que cubran los funerales de nuestras compañeras asesinadas para demostrar apoyo, no queremos comentarios de que nos entienden, porque no es así.

Exigimos justicia, cárcel para el asesino, el acosador y el violador, no deseamos espacios para nosotras, les exigimos, no queremos consuelos inútiles, sino acciones, porque les guste o no, ya hace años nos estamos levantando, y somos cada día más, crecemos como viento conjugado con el mar, como una tempestad que no exige nada más que justicia, por nuestras compañeras, por nuestras abuelas, por nuestras hijas, por nuestras nietas, por nuestras amigas, por nuestras vecinas, por todas y cada una de ellas, por que hoy somos la voz de las que hoy callan por la muerte, pero nos acompañan en espíritu, no nos detendrán, avanzaremos y rugiremos salvajes y fuertes como el viento Puelche, hasta vencer y acabar con este sistema machista y patriarcal. Lo prometo.

Como señaló, Rita Segato: “Hay que demostrar a los hombres que expresar la violencia a través de la violencia es una señal de debilidad”. La esperanza son los hombres jóvenes conscientes de sus privilegios y del daño que se hacen ellos mismos con sus conductas patriarcales, por ello es imperativo que exista una Ley Integral de Violencia, pero por sobre todo una educación pública gratuita de calidad y no sexista. En santa Juana partimos con educación temprana, porque estamos seguras y sabemos que es el camino y la senda para una sociedad mejor.

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