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La Unión Europea ha puesto en marcha una serie de instrumentos con el objeto de combatir la desinformación.
Valentina Álvarez Huerta
Ayudante del Departamento de Derecho Público
Colaboradora del Programa de Estudios Europeos
Durante el último tiempo, hemos podido observar lo que podría convertirse en una de las amenazas más importantes para la democracia moderna y el Estado de Derecho. Me refiero al fenómeno de la desinformación y las fake news. Si bien la desinformación no es un fenómeno nuevo, la velocidad de su propagación y su alcance se han visto aumentados considerablemente con el surgimiento de las nuevas tecnologías comunicacionales. Y es que, de acuerdo con un estudio elaborado en 2019 por el Consejo Nacional de Televisión, las redes sociales tienen la aptitud de facilitar la participación política con un efecto democratizador. Sin embargo, su uso abusivo encierra peligros para el sistema democrático, cuando deliberadamente se emplean para desinformar y manipular las decisiones individuales y colectivas con efectos dañinos, como sucede con las campañas de odio y especialmente con el cuestionamiento a la integridad de los procesos eleccionarios.
De acuerdo con datos proporcionados por la Comisión Europea en 2018, el 97% de los europeos afirma haber estado expuesto a noticias falsas. Por su parte, un estudio empírico publicado el 2019 en Digital Journalism, revela que el problema en Chile es grave pues sin haber, por ejemplo, una interferencia como la de Rusia en las elecciones de Estados Unidos, el nivel de exposición y difusión de noticias falsas es parecido entre Chile y este último.
Para hacer frente a esta problemática, la Unión Europea ha puesto en marcha una serie de instrumentos con el objeto de combatir la desinformación con un enfoque coordinado. En el último tiempo, destaca el Código de Buenas Prácticas en Materia de Desinformación, que tiene el mérito de ser el primer instrumento de diálogo público-privado firmado por varias empresas líderes como Facebook, Google, Microsoft y otros, es el primer avance orientado a su regulación. Por el contrario, en el ámbito nacional, pese a que la desinformación ha sido una preocupación transversal de los actores políticos en Chile, aun no se han alcanzado soluciones concretas. Por eso, resulta importante la visita de la ministra Camila Vallejo a Europa en el marco de la Cumbre APEC, considerando las posibles aportaciones que dicha instancia puede traer consigo a nuestra legislación.