Esteban Pino Quiroga
Doctor en Ciencias de la Ingeniería
Universidad de Concepción

Hoy, Inteligencia Artificial (IA), Ciencia de Datos, Inteligencia de las Cosas (IoT) son herramientas que se han incorporado en forma transversal en distintas aplicaciones para el desarrollo de la humanidad, y quizás la más evidente o sensible tiene relación con el área de la salud. Chile, no es la excepción. Por ejemplo, a raíz de la pandemia, se desarrolló un algoritmo – entre la Universidad de Concepción y el Hospital Clínico de la Universidad de Chile – para detección de Covid-19 a partir de imágenes que permiten una detección rápida y certera de anomalías en radiografías y scanners de tórax.

Este tipo de aprendizaje automático y la IA han logrado importantes éxitos en muchos campos relacionados con la salud, no sólo en las imágenes médicas anteriormente mencionada, sino también para una mejor clasificación, segmentación, predicción y toma de decisiones en torno a la salud de pacientes. Es decir, contar con un mayor número de datos a disposición de los especialistas para prevenir enfermedades, o realizar un mejor diagnóstico e incluso recomendar el tratamiento más adecuado a cada paciente. En las universidades nacionales existen las capacidades para transferir ese conocimiento a la sociedad.

El trabajo que ha estado liderando el Centro Nacional en Sistemas de Salud, CENS, que busca homologar fichas médicas, es otro ejemplo de ello. Conocer de esas iniciativas para aplicarlas en el sector público y privado es parte del desafío actual no solo para nuestro país, sino que también para otras naciones, incluidas las más grandes del mundo, como Estados Unidos o países europeos.

Esta temática, como las aplicaciones actuales en el área, son centrales en la 5ta Conferencia Internacional en Biomédica e Informática en Salud, que se está realizando en estos días en Concepción, siendo la primera vez que se lleva a cabo en un país Latinoamericano, con la participación de especialistas de primer nivel. Esta iniciativa, impulsada por la Federación Internacional para la Ingeniería Médica y Biológica (IFMBE), en la que participa Chile a través de ACHISA, la Asociación Chilena de Informática en Salud, está evaluando la posibilidad que se convierta en una conferencia regional, es decir, que a partir de la experiencia que se obtenga en Chile se repita cada dos años en distintos países de Latinoamérica. Instancias como estas son ideales para potenciar la ingeniería biomédica en Latinoamérica, así como dar a conocer los últimos avances que se están haciendo mediante la investigación, principalmente en las universidades buscando siempre soluciones a grandes problemáticas, beneficiando a la comunidad.