Un estudio reciente reveló que, nueve de cada diez escolares de primero básico no conoce los nombres de los caracteres que componen el abecedario ni como suenan. Sin duda se trata de uno de los efectos o secuelas de la pandemia.

Este desface, genera una serie de dificultades que afectan los procesos de aprendizajes y en el futuro, en el comportamiento que los niños y niñas de hoy, tendrán como adultos. Qué los escolares no conozcan las letras del alfabeto impedirá que puedan desarrollar hábitos lectores en esta etapa del desarrollo lo que influirá no sólo en el desarrollo cognitivo y de lenguaje sino además, en la creatividad, en la empatía, en la habilidad para comunicarse, en el desarrollo del pensamiento critico, y también en el bienestar personal.

Esta situación se suma a otra que ya había sido detectada antes de la pandemia y son los bajos niveles de comprensión lectora y el interés por leer.

El impacto en la implementación curricular será evidente y requiere que sea abordado de manera urgente, para tratar de palear los efectos adversos que esta situación genera. Luego de lograr la nivelación será necesario promover políticas públicas que permitan fomentar la lectura y hacerla cercana a los estudiantes, capacitar a los profesores con el objeto que puedan adquirir herramientas innovadoras que permitan el desarrollo del pensamiento crítico.

Pero no todo debe quedar radicado en ese ámbito, las familias y la comunidad también tendrán la oportunidad de participar en disminuir esta brecha. Las primeras, motivando el hábito y aprovechando las distintas oportunidades que generen ese espacio de relajación. Las segundas, buscando espacios para dar un lugar a la lectura, a través de talleres literarios, voluntariados que incentiven y generen interés por la lectura, destino de recursos económicos para habilitar bibliotecas comunitarias, en fin.

Todos los esfuerzos valen la pena, todos podemos colaborar para que el amor por la lectura sea una prioridad, para los niños y niñas que sin duda, han sido uno de los más afectados con los efectos de la pandemia.

 

 

CLAUDIA HURTADO

Abogada