Una invitación estelar para las noches de primavera y verano

06 de Octubre 2022 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida

¿Quieren saber que resulta una vez que una nube molecular colapsa?

Rodrigo Herrera-Camus
Doctor en Astronomía de la Universidad de Maryland (EEUU)- Académico e investigador, Departamento de Astronomía UdeC – Cata

Tengo una invitación. Los únicos requisitos consisten en elegir una noche de primavera y/o verano despejada y escapar de la contaminación lumínica. ¿El objetivo? Los quiero invitar a explorar, sin la necesidad de telescopios, el proceso de formación y evolución estelar en nuestra Galaxia.

Comencemos nuestro tour estelar mirando en la dirección Sur. Cerca de la medianoche podrán apreciar subiendo sobre el horizonte la famosa constelación Cruz del Sur. En este primer paso quiero que busquen en la base de la cruz una mancha oscura en el cielo. ¿La encontraron? Lo que están viendo no es una zona de la galaxia que es oscura por falta de estrellas. Por el contrario, las estrellas están ahí, pero su luz no logra alcanzar la Tierra porque existe una nube densa de gas y polvo interestelar que se interpone en su camino. Esta nebulosa oscura, conocida popularmente como el Saco de Carbón, representa la primera etapa en el ciclo de formación estelar. Esto porque las estrellas nacen de nubes de gas molecular frío que colapsan bajo su propio peso, generando de forma progresiva las condiciones de presión y temperatura necesarias para la fusión de hidrógeno en el centro de las estrellas.

¿Quieren saber que resulta una vez que una nube molecular colapsa? Los invito entonces a mirar en dirección al Norte. En diagonal y al noroeste las Tres Marías encontrarán la constelación de Tauro. En el corazón de esta constelación les será relativamente fácil identificar una concentración de estrellas azules y brillantes conocida como Las Pléyades. Esta hermosa agrupación de alrededor de 800 estrellas se formó de una gran nube molecular de gas tan solo 150 millones de años atrás y sus seis estrellas más brillantes son visibles a ojo descubierto.

Finalmente, los quiero invitar a que se queden en la constelación de Tauro, pero que esta vez busquen su estrella más brillante, la gigante que lleva por nombre Aldebarán. ¿La identificaron? A diferencia de las estrellas azules de Las Pléyades, el color de Aldebarán es rojo, producto de su temperatura superficial que alcanza tan solo el 60% del valor de nuestro Sol. Aldebarán se encuentra en una fase terminal de su vida en la que se está expandiendo y enfriando, tal como ocurrirá con nuestro Sol en cinco mil millones de años más.

De esta forma termina nuestro breve tour estelar, que nos llevó a explorar desde nubes densas de gas y polvo de las cuales nacen las estrellas, hasta estrellas rojas y moribundas que nos permiten mirar al futuro de nuestro Sol. El Saco de Carbón, Las Pléyades, Aldebarán, y muchos otros tesoros del cielo austral están disponibles sobre nuestro techos noche tras noche para ser descubiertos y contemplados, invitándonos a la reflexión de nuestro humilde lugar espacial y temporal en el universo, y listos para inspirar a las nuevas generaciones.

Espero que esta columna ayude a quienes puedan disfrutar ahora que finalmente llegan las noches de primavera y verano.

Nota: Para saber dónde ubicar objetos celestes desde tu ciudad y en una fecha determinada recomiendo utilizar el software gratuito Stellarium