Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador Histórico

Claudio Lapostol Maruéjouls nació en Concepción el 22 de octubre de 1931. Su padre, Claudio Lapostol González, de ascendencia francesa e ingeniero de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, y su madre, Marie Louise Maruéjouls Decremps, de origen francés, nacida en Toulouse, contrajeron matrimonio en 1931 y de cuya unión nace Claudio y su hermano menor, Elías.

Cursó sus estudios en el colegio de Los Sagrados Corazones cuando el antiguo edificio estaba ubicado en calle Rengo, entre Barros Arana y O’Higgins, detrás de la Catedral. Ingresó en 1939, a tercera preparatoria, el cual era el primer nivel de ingreso en esa época. Allí estudió las cuatro preparatorias y luego los seis años de humanidades, egresando en 1948. Prosiguió su formación superior en la Universidad de Chile, ingresando a la Escuela de Ingeniería de esa casa de estudios.

En 1958 contrajo matrimonio con Thelma Lyner Gutsche, con quien tuvo cuatro hijos, Esteban, quien falleció en 1979, las gemelas Ana María y Mónica María, y Bruno.

Ya siendo ingeniero, entró a trabajar a Endesa, en la cual contribuyó en la construcción de centrales hidroeléctricas, como la de Rapel. Durante su paso por la empresa energética, se especializó en Francia en la edificación de represas y en la tecnología del hormigón. En 1965 ingresó a trabajar a la empresa Cementos Biobío, la cual había sido creada en 1957, y en la que Claudio Lapostol trabajó durante años, primeramente, como gerente técnico y posteriormente como gerente general, retirándose definitivamente en marzo de 2001 ya con 70 años.

Quienes lo conocieron destacaban su inteligencia, un liderazgo nato y la capacidad de manejo en situaciones difíciles, así como un trato serio, aunque también era conocido por ser poseedor de un sentido del humor con toques irónicos.

Reconocida fue su labor por apoyar la regionalización. Realizó reuniones con todos los presidentes desde el retorno a la democracia para discutir sobre la descentralización y el desarrollo de la Región, vocación que marcó su trabajo.

Fue un pionero en impulsar un Chile equitativo, descentralizado y desarrollado.

Cuando Claudio Lapostol inició sus esfuerzos por descentralizar el país, aún en dictadura, el gobierno militar se inquietó por el movimiento que se estaba organizando en la Región.

En 1982 y 1983 Lapostol formó un grupo informal en Concepción con distintos empresarios, académicos y profesionales, quienes trabajaron de forma silenciosa, dedicada y sostenida, como en más de una oportunidad lo indicó él personalmente. No menos de 20 veces se reunió el grupo para analizar un tema que a su parecer no había sido abordado seriamente desde la sociedad civil. Finalmente lograron plantear la problemática del centralismo chileno, el que era típico de Latinoamérica y de otros países y típico también de dictaduras. En cambio, Estados Unidos, Canadá, Suecia, Suiza, Francia, que eran países que se administraban descentralizadamente, habían logrado dar un salto al desarrollo.

A fines del año 1983, Lapostol convocó a una reunión histórica, la que se realizó en abril de 1984 y que dio nacimiento a la Corporación para la Regionalización del Biobío, Corbiobío. En ella se invitó a empresas, medios de comunicación, universidades, bomberos, Cruz Roja, y a numerosas fuerzas sociales con representatividad, pero que nunca habían trabajado unidas.

El nacimiento de Corbiobío inauguró un proceso explosivo de creación de corporaciones regionales en Chile. En 1987 surgió la Corporación para la Regionalización de Chile, CorChile, que presidió el mismo Lapostol, uniendo a representantes de todas las regiones a través de las corporaciones de desarrollo recién creadas. Por primera vez se creaba un movimiento homogéneo regionalista a nivel nacional y no partidista. Posteriormente, se creó en 1998 el Consejo Nacional para la Regionalización y Descentralización (Conarede), el que al igual que CorChile, nace en la Región del Biobío y son articulados por Corbiobío.

La obra de Claudio Lapostol Maruéjouls fue la de un líder visionario, empresario, filántropo, que amaba Biobío, la regionalización, su trabajo, su familia, su campo y sus caballos. Falleció el 3 de octubre de 2018 a la edad de 86 años.