
Hay que avanzar en lo público y también en lo privado. Necesitamos programas y actividades.
Claudia Hurtado Espinoza
Abogada
Hace algunos meses los medios de comunicación informaban que una mujer había sido elegida rectora de la Universidad de Chile, cargo que hasta el momento habían ocupado destacados hombres de la historia nacional.
Este hecho, nos permitió recordar que los rectores que pertenecen al sistema de Acceso a la Administración Universitaria son 43 y sólo 3 eran, hasta ese entonces, mujeres.
En el Tribunal Constitucional asumió en el cargo de Presidenta una mujer, la Ministra Nancy Yañez. Al ser consultada indico: “lo ideal será que las dos ministras que faltan sean mujeres”.
Sus declaraciones tienen sentido, “lo ideal es que sean mujeres”. En nuestro país han existido grandes esfuerzos por tratar de avanzar en un tema, que en los últimos días nos ha dejado preocupados. Según el nuevo informe sobre la brecha de género del Foro Económico Mundial, al ritmo actual la brecha de género en el mundo, se cerrará dentro de 132 años.
En ese momento somos varios los que no vamos a estar, sin embargo es hoy cuando debemos motivarnos para lograr el objetivo. Hay diversas áreas que se pueden abordar. Las más conocidas son las relativas al ámbito laboral, político, científico, en cargos de toma de decisión, sólo por nombrar algunos.
Hay que avanzar en lo público y también en lo privado. Necesitamos programas y actividades, se requiere ir adoptando buenas prácticas para promover la equidad e igualdad, adoptar medidas para reconocer, incentivar, atraer y retener talento femenino.
El desafío es grande, debemos seguir el camino de los que han permitido incorporar en los procesos de gestión, la igualdad de género como un aspecto más del desarrollo institucional. De los que están dispuestos a conversar con apertura, de un tema que nos involucra como sociedad.
Necesitamos instancias periódicas para conversar sobre la importancia de la participación de las mujeres. Necesitamos destacar y reconocer el trabajo de alguna de ellas. Necesitamos capacitar, permitir la continuidad de estudios, promover la cultura organizacional que asegure la igualdad de oportunidades. Necesitamos conformar unidades de igualdad de género.
Cada vez que una mujer asuma en un cargo o se le asigne alguna responsabilidad, pensemos que estamos contribuyendo en la búsqueda de ese equilibrio social. No perdamos la oportunidad y nos conformemos con qué no hay mal que dure cien años.