
Existen iniciativas que debemos mejorar y potenciar un trabajo interdisciplinario, generando ideas que ayuden a promover un edadismo positivo como lo es la comunicación intergeneracional como recurso para acercar a los niños y adolescentes desde las experiencias de vidas de las personas mayores de las familias, e identificar el aporte actual de estos integrantes de la sociedad.
Mari Alarcón Riveros
Académica del Dpto. de Salud Pública
Facultad de Medicina UCSC
El término “edadismo” puede ser desconocido para muchos, pero en palabras sencillas se trata de la discriminación por edad, es decir una estereotipificación y discriminación contra personas o colectivos por motivo de edad, particularmente hacia las personas mayores. Esta práctica es más común de lo que se cree, ejemplo de ello, es lo que establece un nuevo informe de la Naciones Unidas que determina que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadista, empobreciendo la salud física y mental de las personas mayores, además de reducir su calidad de vida.
En este sentido, se puede mencionar que las personas de mayor edad se ven a menudo vulnerables y desfavorecidas en el lugar de trabajo, en el acceso a la educación y la formación especializada se reduce significativamente por la edad. En paralelo, las personas jóvenes consideran que el cambio que trae aparejado la vejez es indeseable, y esas ideas no surgen de manera natural, sino que son producto del tipo de sociedad a la que pertenecen.
Cabe señalar que desde la década de los sesenta que se habla de edadismo, pero hoy estamos mucho más sensibilizados con el tema porque tiene que ver con esa infantilización que se hace de las personas mayores. Por ejemplo, todos son ‘abuelitos’ y con ese término se le asigna un estereotipo. Cuando alguien pasa los sesenta años, la familia tiende a creer que el poder de decisión, autonomía en ellos disminuye. Generalmente, esta práctica se adquiere en la infancia y se van afianzando durante el resto de la vida, siendo luego difícil o imposible para las personas con prejuicios poder reconocer que sus conductas provienen de una interpretación equivocada de los hechos.
Dicha discriminación, según los especialistas, ha incrementado debido a la pandemia por covid-19 considerando que en algunos contextos la edad se ha utilizado como único criterio en el acceso a la atención médica y a terapias que salvan vidas y en el ordenamiento de confinamientos. Lo primero que sucedió en este contexto fue excluir a las personas mayores de las actividades física o reuniones sociales, asumiendo que ellos no saben cuidarse y ellos tienen mayor conciencia. Hay que cuidarlos porque son de mayor riesgo, pero que sea de la misma manera que alguien de treinta años que presenta una condición de riesgo de salud basal.
En Chile falta encausar esta corriente a través de educación y cambios culturales, que nos sirvan para aprender cómo debemos tratarnos y revisar cómo hemos aprendido sobre el respeto del otro. Existen iniciativas que debemos mejorar y potenciar un trabajo interdisciplinario, generando ideas que ayuden a promover un edadismo positivo como lo es la comunicación intergeneracional como recurso para acercar a los niños y adolescentes desde las experiencias de vidas de las personas mayores de las familias, e identificar el aporte actual de estos integrantes de la sociedad.