Myriam Martínez Galaz
Directora de Proyectos de Comunicativa.cl

Cuando lo peor de la pandemia ya parece haber pasado, es un buen momento para reflexionar sobre los aprendizajes que nos deja esta crisis sanitaria, que ha impactado los espacios de la vida personal, familiar y profesional, entre otros.

En el ámbito de las organizaciones, lo primero que nos hizo reconocer esta crisis es que los entornos VUCA ya quedaron atrás, si ya antes de la crisis los entornos eran volátiles, inciertos, complejos y ambiguos hoy en día esta manera de percibir el entorno no es capaz de responder adecuadamente a los acontecimientos que hemos tenido que enfrentar. Hoy los acontecimientos y el entorno a que nos vemos enfrentado calzan en un entorno BANI; Quebradizo (brittle), Ansioso, No lineal, Incomprensible.

Por primera vez se incorpora una emoción en la percepción del entorno, en los entornos BANI constantemente estamos enfrentando situaciones desconocidas y de incertidumbre, que generan miedo y ansiedad.

La crisis del Covid-19 nos generó claramente un entorno BANI y frente a este nuevo escenario, nuestras organizaciones tienen que adaptarse para enfrentar de la mejor manera estos entornos más desafiantes, debemos pasar de nuestras clásicas estructuras jerárquicas hacia estructuras más amigables y flexibles, con herramientas adecuadas para este nuevo mundo de incertidumbre constante.

Es el momento de tener una nueva mirada para enfrentarnos a nuevos entornos, una mirada en que se privilegie el trabajo en equipo, la autogestión de ellos, donde los liderazgos emanen de acuerdo con las habilidades de cada integrante, donde se aumente la frecuencia e interacción de los miembros de la organización, dando mayor libertad para la autogestión y toma de decisiones logrando así mayor incentivo para la innovación en los equipos de trabajo.

Debemos lograr gestionar nuestras organizaciones con menos discursos y más propósito, con menos competencia y más colaboración, con menos control y más confianza, con menos miedo y más innovación, con menos confrontación y más comunidad, con menos ocultamiento y más transparencia. En definitiva, debemos gestionar dejando atrás el modelo jerárquico parar permitir el trabajo colaborativo, menos jerarquía y más redarquía.