Dr. Cristhian Mellado
Rector de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc).

Nuestro país se enfrenta actualmente a grandes desafíos vinculados a la necesidad de responder a situaciones complejas y de la más alta importancia, como la reactivación económica tras la crisis derivada de la pandemia y un escenario global de incertidumbre, asociado a factores como los conflictos armados, la inestabilidad política y la crisis climática.

En ese contexto, para Chile se hace especialmente vital fortalecer las capacidades en ámbitos como la innovación e investigación básica y aplicada, para generar conocimiento de calidad y contribuir al bienestar de la sociedad y la formación de los profesionales que requiere el país.

Por eso, la Red de Universidades agrupadas en el G9 -organización que reúne a nueve reconocidas casas de estudio del norte, centro y sur del país: Católica del Norte, Técnica Federico Santa María, Pontificia U. Católica de Valparaíso, Pontificia U. Católica de Chile, Católica del Maule, de Concepción, Católica de la Santísima Concepción, Católica de Temuco y Austral- ha enfatizado ante la Convención Constitucional y el nuevo Gobierno la importancia de garantizar la igualdad de reconocimiento a estas universidades en aspectos como la preservación de garantías de autonomía académica, administrativa y económica, y la existencia de un régimen de financiamiento simétrico para el desarrollo de sus proyectos educativos.

Todas las universidades del G9 son corporaciones sin fines de lucro y seis de ellas corresponden a corporaciones de derecho público. En su conjunto, cuentan con más de 160 mil estudiantes matriculados de pregrado (42% del total del Cruch) y casi el 50% de la producción científica de las universidades se desarrolla en el seno de las instituciones de esta red. Además, en 2019 las casas de estudio del G9 concentraron el 60% de las solicitudes de patentes emanadas de las universidades nacionales. Indudablemente, este trabajo es posible gracias al respaldo del Estado y, de hecho, muchas veces se hace gracias a la coordinación y cooperación con las universidades estatales.

Un ejemplo es el proyecto para la generación de capital humano avanzado en Inteligencia Artificial (IA) para Biobío, que a través de un doctorado que dictarán en consorcio las cuatro universidades que integran el Cruch Biobío-Ñuble (U. de Concepción, U. Católica de la Santísima Concepción y U. Técnica Federico Santa María, todas del G9, además de la U. del Bío-Bío) busca potenciar el avance científico tecnológico y el crecimiento económico sostenible en la Región, posicionando a la zona como un polo de desarrollo de IA con una fuerte orientación a las aplicaciones en problemas estratégicos o de interés público a nivel regional, con impacto nacional y global.

El aporte de las universidades del G9 es también significativo en una materia de altísimo interés público: la movilidad social e integración de estudiantes de contextos vulnerables.

En efecto, el año 2020 estas casas de estudio acogieron a más de 77 mil estudiantes por vía de la gratuidad (50%) y concentraron casi la mitad de los ingresos a través del Programa de Acceso a la Educación Superior (Pace), del total del Cruch.

Lo anterior es posible gracias al reconocimiento del valor de un sistema basado en la pluralidad, el cual fortalece una sociedad democrática y donde la misión del Estado es asegurar a todos la necesaria provisión de educación superior, con el consiguiente impacto positivo en materia de desarrollo y bienestar social.