
A cada uno lo que le corresponde: los contadores a seguir haciendo bien la pega, a los legisladores legislar adecuadamente pensando en el objetivo de la ley y en su implementación, y no en acuerdos políticos, los fiscalizadores a fiscalizar.
Cristian Maldonado
Doctorado en Administración, Magister en Finanzas, Magister en Planificación y Gestión Tributaria. Master en Negocios, Magister en Ciencias Económicas y Administrativas.
Es de conocimiento público que una de las prioridades manifestadas por el nuevo Gobierno, es la reforma tributaria que busca una recaudación que financie deuda y los futuros programas sociales, siendo entendible la idea, pero no comprensible su aplicación basada en aumento de los impuestos.
Bastante ha costado que contribuyentes y sus contadores hayan entendido y aplicado la última reforma tributaria, caso en el cual los contadores han sido los únicos que han tenido que asumir el costo de capacitarse y muchas veces sin retribución adicional, y el Fisco el más beneficiado con toda la información que se le entrega en los plazos solicitados logrando presentar propuestas de declaración de renta.
Buscar una alternativa de mayor recaudación en la desintegración del actual sistema tributario existente en Chile, aumentar el impuesto a la renta, el impuesto al Patrimonio y otros propuestos en el programa de gobierno, los que son un financiamiento pensado en las grandes empresas y riquezas existentes en Chile, lo que no necesariamente termina siendo así, debido a que basta recordar que en las últimas reformas se disminuyó la tasa máxima del global del 40% al 35%, que existieron artículos transitorios para condonar las multas e intereses de deudas tributarias, incentivos a la inversión para regímenes de grandes empresas y por último la no aprobación de los impuestos al Patrimonio, siendo los más beneficiados precisamente aquellos respecto a los que se esperaba deberían asumir estos costos.
Importante sería considerar las cifras de evasión en términos de IVA y Renta que existe actualmente en Chile, para concluir que basta poner el esfuerzo en una adecuada fiscalización con las herramientas existentes y una adecuada planificación, complementar con las herramientas tecnológicas, pero no tenerlas como prioridad, porque finalmente en base a la tecnología los únicos fiscalizados son aquellos contribuyentes que cumplen y no los que no lo hacen. Tenemos entre otros el caso de las boletas electrónicas de ventas y/o servicios, en que muchos al comprar no reciben boletas o le dan una de papel (que hoy no existen) o le dan un Voucher Transbank (pero no indica que es boleta de venta) o le dicen al reclamar que se lo enviarán al mail o whatsaap (y uno se pregunta cómo lo sabrán), por lo que, si pusieran el énfasis en este aspecto en los negocios más pequeños, creo que hasta se replantearían el aumento de impuesto. Lo anterior no es perjudicial para los negocios, porque si no se emiten boletas alguien está ganando al menos un 44% adicional y otro (Fisco) deja de recaudar ese porcentaje, pero los consumidores finales (nosotros) cumplimos con pagar ese impuesto al comprar.
Acá, a cada uno lo que le corresponde, los contadores a seguir haciendo bien la pega, a los legisladores legislar adecuadamente pensando en el objetivo de la ley y en su implementación, y no en acuerdos políticos, los fiscalizadores a fiscalizar y a más que recibir contribuyentes en sus oficinas, por lo que, con un esfuerzo de parte de todos, por un tiempo o a intervalos de tiempo, se lograra todo aquello que hoy se piensa se logra sólo aumentando impuestos.