Quienes tuvieron la oportunidad de conocer a Emilio Duhart Harosteguy manifiestan que tenía una “voluntad disruptiva” desde muy joven, como una especie de presagio de lo que lograría años después a través de su obra arquitectónica.
Alejandro Mihovilovich Gratz
Director de Biblioteca Municipal
Investigador del Archivo Histórico de Concepción
Quienes tuvieron la oportunidad de conocer a Emilio Duhart Harosteguy manifiestan que tenía una “voluntad disruptiva” desde muy joven, como una especie de presagio de lo que lograría años después a través de su obra arquitectónica.
Nacido en Temuco en 1917, su familia era oriunda de Francia, específicamente de la provincia de Labort, del País Vasco francés. La crianza de Duhart se desarrolló en el país galo, en donde cursó sus estudios primarios y secundarios.
De vuelta en Chile, ingresó a la Universidad Católica, en 1935 y 6 años después se tituló como arquitecto y comenzó de inmediato a laborar en la construcción de viviendas rurales de familias de Ñuble, las cuales se vieron afectadas por la fuerza del terremoto de 1939.
De naturaleza inquieta, viaja a Estados Unidos durante la primera mitad de la década de los ‘40 para estudiar en la Universidad de Harvard, en donde obtiene un master en arquitectura. En esa casa de estudios es donde conoció y fue alumno de uno de sus principales referentes, el arquitecto y urbanista alemán Walter Gropius. Durante su estadía en el país del norte se empapa de los lineamientos del movimiento de Arquitectura Moderna, que regiría su trabajo posterior.
A mediados de la misma década regresa a Chile para realizar distintos proyectos de viviendas, edificios públicos, industriales y de planificación urbana.
Tras un tiempo en India y Francia, el rector de la Universidad de Concepción, David Stitchkin lo contacta para que actualice el plano regulador de la ciudad universitaria y la concreción de su ampliación. Es durante esta labor que proyecta el foro de la casa de estudios. Era el término de la década de los ‘50 y el profesional siguió entregando en los siguientes años algunos de sus más destacados trabajos a la zona penquista, como los edificios de los colegios Inmaculada Concepción y Charles de Gaulle y el edificio Arauco. También cumplió una labor destacada como urbanista, estando a cargo de la confección del Plan Regulador de Concepción.
Probablemente la obra más emblemática de Duhart sea el edificio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en Vitacura, una obra definitiva de la Arquitectura Moderna chilena.
Desde la vereda personal, muy joven inició una relación con Raquel Echeverría, con quien se casó y tuvo cuatro hijos.
En 1977 recibió el Premio Nacional de Arquitectura de Chile y 5 años después recibió la Orden Nacional del Mérito de Francia. Falleció el 1 de enero de 2006 en la ciudad gala de Ustaritz, en donde vivía.