Pablo Sebastián Castro Amaza
Egresado Derecho Universidad de Concepción
Ayudante del Programa de Estudios Europeos

Durante las últimas semanas hemos sido testigos de cómo se ha agudizado la crisis migratoria en el norte de nuestro país. Lo cual ha devenido en una serie de tensiones y consecuencias negativas para la población que habita allí; junto a la proliferación de -lamentablemente- un sentimiento cada vez más fuerte de rechazo y desconfianza hacia la población migrante por parte de algunos sectores.

Ante esta crisis, el actuar por parte del Gobierno a lo largo de los últimos meses no ha sido precisamente activo, sino todo lo contrario, constituyendo esto una gran -y desagradable- sorpresa.

Actualmente contamos con un ministro de Relaciones Exteriores que pasará a la historia precisamente por haber dejado tanto tiempo acéfalo el Ministerio. Efectuando un actuar, que; a todas luces, le muestra mucho más preocupado de su futuro trabajo en la SEGIB que de cumplir la responsabilidad política-administrativa propia del cargo.

Esta situación ya ha sido señalada por más de un analista y actor político como constitutiva de un “notable abandono de deberes del cargo” y ante la cual no es descabellado especular de la posibilidad de una eventual acusación constitucional en el futuro.

Por su parte, el Gobierno ha actuado exhibiendo una notable falta de autocrítica respecto a su rol y responsabilidad ante esta crisis. Optando por indicar como causantes de esta, a actores tan dispares como lo son las acciones del gobierno pasado; las declaraciones de quienes compondrán el gobierno futuro; o inclusive señalándose por parte del Ministro del Interior a los gobiernos vecinos como responsables indirectos de la crisis que nos aqueja.

Ante esto es válido preguntarse ¿Qué rol está efectuando actualmente el Ministro Andrés Allamand para dialogar y gestionar una mayor coordinación con nuestros países limítrofes? Lamentablemente, la respuesta no es satisfactoria.

El propio Ministerio debió aclarar que el Ministro se encuentra de vacaciones y retomara funciones el 14 de febrero. ¿Era este momento el mejor para vacaciones?

Es imperativo que en el futuro la Cancillería Chilena sea capaz de volver en sí, contando con un liderazgo fuerte, capaz de tomar un papel firme y diligente en la búsqueda de la cooperación y diálogo con los países vecinos para enfrentar la migración irregular de una manera coherente; ordenada; segura y regular; pero por sobre todo con un criterio humanitario.