Durante siglos, se ha impuesto la tendencia de asignar las jefaturas al género masculino. De hecho, solo un 38% de las mujeres logra obtener un puesto de responsabilidad. A pesar de la igualdad en experiencia y capacidades, la desigualdad persiste al momento de escoger a un hombre o una mujer para ocupar un cargo.
Marcela Letelier Porras
Consultora Independiente en formulación, implementación y evaluación de proyectos
Aunque cada vez hay más avances en la materia, aún está muy latente la desigualdad de la mujer en el mundo laboral. Las mujeres no han gozado de sus derechos sustantivos como se hubiese esperado, pues en el ámbito profesional y laboral tradicional, se han otorgado funciones en razón del sexo, siendo, además, un obstáculo para el desarrollo de las mujeres, la violencia (estructural, simbólica, directa), presente en distintos espacios, limitando su desarrollo.
Hace solo algunas décadas las mujeres no tenían derecho al sufragio y, hasta nuestros días, el trabajo doméstico o reproductivo no remunerado resulta invisible, centrándose solamente en la producción de bienes y servicios que puedan ser consumidos.
Gracias a una prolongada lucha y a diferentes movimientos sociales de mujeres, estos temas han cobrado relevancia, es por ello que Chile tiene un desempeño superior al promedio mundial, no obstante, no es fácil ser mujer en el mundo del trabajo remunerado, sobre todo en el cono sur.
Por lo anterior, podemos señalar que algunos de los motivos principales por los que aún existe la desigualdad de la mujer en el mundo laboral es la percepción de que hay pocas mujeres con la experiencia necesaria, razones sociales relacionadas con el “rol clásico” de la mujer y la discriminación al momento de elegir directoras mujeres.
Durante siglos, se ha impuesto la tendencia de asignar las jefaturas al género masculino. De hecho, solo un 38% de las mujeres logra obtener un puesto de responsabilidad. A pesar de la igualdad en experiencia y capacidades, la desigualdad persiste al momento de escoger a un hombre o una mujer para ocupar un cargo. Esto pasa porque, en el caso de las mujeres, no solo se toman en cuenta sus competencias, sino también aspectos como las probabilidades de quedar embarazada y estar fuera de la oficina por un largo periodo; el rol de cuidados cuando los hijos se enferman, etc.
El escenario actual exige unir esfuerzos para erradicar los estereotipos de género y lograr que haya más participación de mujeres, en direcciones y diversos ámbitos del mercado laboral. Al respecto, a nivel local, el proceso constituyente puede ser un aporte para lograr mayor igualdad, transformando progresivamente la percepción errada que se tiene de las mujeres en la sociedad.