
De cara a la segunda vuelta presidencial hemos sido testigos de una campaña con mucha participación de los usuarios, que han poblado las redes con memes, videos e imágenes.
Javier Martínez Ortiz
Docente Periodismo Ucsc
El académico estadounidense Henry Jenkins (2003) acuñó el término “narrativa transmedia” para hacer referencia a narraciones audiovisuales que se desarrollan en diferentes medios a un mismo tiempo, con cada pieza contando una parte diferente de la historia. Esto no es nuevo. Recordaremos quienes nos criamos en las décadas de 1970 y 1980 que las series de dibujos animados y películas generaban una explosión con ofertas de álbumes, historietas y juguetes. Pero, la llegada de internet amplificó todo.
La aparición de los servicios de redes sociales ha simplificado el formato para que los mismos usuarios se integren a la emisión de mensajes -algo que el mismo Jenkins (2006) define como “cultura participativa”-, y las campañas políticas no han sido una excepción.
La reciente elección presidencial contó con diferentes variantes de estos nuevos formatos, desde los ya conocidos “tuitazos” para llevar el mensaje propagandístico al trending topic hasta un candidato que realizó su campaña de manera remota, dando un uso estratégico integral a las redes.
De cara a la segunda vuelta presidencial hemos sido testigos de una campaña con mucha participación de los usuarios, que han poblado las redes con memes, videos e imágenes, muchas veces basados en plantillas entregadas por los propios comandos, lo que implica un nivel de coordinación importante que ha sido potenciado por el espacio en línea.
Probablemente no haya una correlación directa entre la participación en redes sociales y la proporción de votos, pero considerando los resultados de la primera vuelta, es posible afirmar que las redes ya no son un mero complemento y que un uso inteligente de las mismas puede marcar diferencias.