
Daniel Nadborny
La versión 2021 del Índice Global de Pensiones desarrollado por Mercer y CFA Institute, muestra al sistema de pensiones chilenos cayendo cuatro puestos, hasta la décimo sexta posición, aunque sin variar su puntaje. De esta manera, el país se aleja del séptimo lugar que alguna vez tuvo.
Quizás la razón más importante de esta caída constante ha sido la inacción en la materia. Es que buena parte de los países que sucedían a Chile en años anteriores han emprendido reformas a sus sistemas de pensiones que les han permitido mejorar en los diferentes aspectos que mide este índice.
En Chile, aunque buena parte del diagnóstico está hecho —gracias al trabajo de las comisiones Marcel y Bravo—, más allá de la creación y ampliación del Pilar Básico Solidario, prácticamente no ha habido cambios significativos en el sistema en los últimos años.
Es por esto que se debe emprender cuanto antes una serie de reformas que, más allá de la discusión sobre quién administra los fondos, ayuden a mejorar las pensiones.
Sin duda que el primer paso es aumentar el nivel de apoyo mínimo para los adultos mayores más necesitados. Si bien el PBS ha subido más de 50% en los últimos años, la cifra actual aún se encuentra lejos de la línea de la pobreza y son miles los jubilados que viven de este beneficio del Estado.
A esto se debe sumar la introducción de una edad mínima para acceder a los beneficios de jubilación. Si bien es sabida la dificultad de las personas para encontrar trabajo pasados los 55 años, que lleva a muchos a solicitar una jubilación anticipada, es necesario abordar ese problema y no generar uno nuevo al permitir estas jubilaciones.
Por otro lado, es técnicamente necesario aumentar la edad de jubilación de las mujeres, emparejando esta con la de los hombres. La brecha de género en las pensiones se debe a una mezcla de menor número de cotizaciones, imposiciones por salarios más bajos y una mayor longevidad. Los sistemas de pensiones sin duda pueden ayudar a cerrar esta brecha de género a través de la implementación de medidas que beneficien a las mujeres, pero no serán sostenibles si no se retrasa su edad de jubilación.
Por último, es fundamental exigir que se pongan a disposición de todos los afiliados informes anuales de planes de pensiones, que detallen de manera clara qué está pasando con el sistema, esto en busca de una mayor transparencia y una concientización del problema en que se han convertido las jubilaciones.